GREMIOS | 16 DIC 2025

CRUCE CALIENTE

Cuota solidaria: ¿justicia colectiva o imposición encubierta?

Un cruce frontal entre el diputado radical Martín Tetaz y el sindicalista farmacéutico Marcelo Peretta expuso dos miradas opuestas sobre el financiamiento de los gremios, la obligatoriedad de los descuentos y el futuro del sindicalismo argentino.




El financiamiento de los sindicatos volvió al centro de la escena política y laboral tras un intenso intercambio entre el diputado nacional Martín Tetaz (UCR) y el empresario farmacéutico y dirigente gremial Marcelo Peretta, titular del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos. El eje del debate en el  canal de You Tube "Informe Visual" fue la llamada cuota solidaria, un descuento obligatorio que se aplica a trabajadores no afiliados pero alcanzados por convenios colectivos.

El cruce, que se viralizó en redes y generó fuertes reacciones, dejó al descubierto una discusión de fondo: si el sindicalismo debe sostenerse con aportes voluntarios o si la representación colectiva justifica contribuciones obligatorias.

Qué es la cuota solidaria y por qué genera polémica

La controversia gira en torno a dos tipos de aportes. Por un lado, la cuota sindical del afiliado, que es voluntaria y decidida por el propio trabajador. Por el otro, la cuota solidaria, que se descuenta de manera obligatoria a quienes no están afiliados al sindicato, bajo el argumento de que también reciben los beneficios de las negociaciones colectivas.

Para Tetaz, esta lógica es inaceptable. “No estoy de acuerdo con imposiciones de carácter obligatorio. El sindicalismo, en todo caso, tiene que ser una cuestión voluntaria”, sostuvo el diputado, uno de los principales impulsores de un proyecto de democratización sindical que propone limitar las reelecciones indefinidas y eliminar la obligatoriedad de la cuota solidaria. “Cada uno tiene que tener la libertad de decidir si quiere contribuir o no”, remarcó.

El argumento gremial: representación colectiva y costos reales

Desde la vereda opuesta, Peretta defendió la existencia de la cuota solidaria. “Básicamente surge porque los no afiliados también acceden a los beneficios que gestiona el sindicato. Si el beneficio es para todos, es injusto que aporte solo el afiliado”, argumentó.

El dirigente gremial puso el foco en la dificultad de las negociaciones paritarias. “Enfrentar a la patronal no es fácil, tienen poder y son muy duros. Las paritarias son a cara de perro, es a matarse. Si no le das herramientas al sindicato, no te va a defender buenos salarios”, afirmó, señalando que muchas veces los trabajadores no dimensionan el trabajo que implica una negociación colectiva.

Bien público, monopolio y descuentos forzosos

Tetaz contraatacó con una comparación que sintetizó su postura: equiparó el argumento sindical con decir que un hincha de fútbol debería pagar obligatoriamente porque se beneficia de los refuerzos del club, aunque no sea socio. “La negociación salarial tiene características de bien público, trasciende a los afiliados, pero eso no obliga a hacer una contribución que no se quiere hacer”, planteó.

Además, cuestionó lo que definió como un “monopolio forzoso”, al señalar que no hay múltiples sindicatos compitiendo por representar a los trabajadores, sino uno solo negociando por todos. En ese marco, recordó casos de descuentos compulsivos por seguros u otros servicios: “Termina siendo hasta el 7% del salario por cosas que la gente no pidió”.

Uno de los puntos más tensos del debate fue el posible impacto de eliminar la cuota solidaria. Para Tetaz, el riesgo de desfinanciamiento es relativo. “Si los sindicatos brindan servicios de calidad y generan valor agregado para sus afiliados, no tienen nada que temer. No se van a desfinanciar”, aseguró, y añadió que la representación sindical básica “no es costosa” y requiere una estructura mínima.

Peretta, en cambio, advirtió que el escenario podría ser muy distinto. “No hay un hábito de sindicalizarse en la Argentina. Si se quita la cuota solidaria, los sindicatos chicos se van a desfinanciar y van a ser absorbidos por los grandes. Los que van a sobrevivir son los sindicatos más poderosos”, alertó. Incluso sostuvo que una reforma de ese tipo terminaría beneficiando a los “gordos” del sindicalismo, concentrando aún más poder.

Autocrítica y un debate pendiente

Más allá de las diferencias, Peretta reconoció falencias internas del movimiento obrero. Admitió que el sindicalismo “se debe una autocrítica” y planteó la necesidad de cambiar prácticas históricas: informar claramente a los trabajadores sobre los descuentos, explicar para qué se usan los fondos y erradicar cualquier lógica “patotera”. “El trabajador se enoja con razón cuando le descuentan cosas que no le avisaron. Eso es lo que hay que cambiar”, sostuvo.

Hacia el final, el propio Peretta llamó a profundizar la discusión y ampliar el debate público: discutir qué es una reforma sindical, para qué se usa el dinero de los aportes, qué prácticas son razonables y cuáles no, y cómo distinguir a un buen sindicato de uno que no cumple su función.

El intercambio, lejos de cerrar la polémica, dejó en evidencia que la discusión sobre la cuota solidaria es, en realidad, una discusión más amplia sobre poder, representación y democracia sindical, un tema que promete seguir generando ruido político y social en los próximos meses. El debate completo puede verse en el canal de YouTube de Informe Visual, donde la conversación sigue abierta.