PROVINCIA | 15 DIC 2025

ROSCA Y PUJA

Los Concejos, el escenario donde se rompe la alianza PRO–LLA

Bahía Blanca, Necochea y Zárate exponen una disputa que ya no es coyuntural, sino estratégica.




Lo que hasta hace pocos meses se sostenía como una convivencia pragmática hoy empieza a mostrar fisuras imposibles de ocultar. En la provincia de Buenos Aires, la relación entre el PRO y La Libertad Avanza atraviesa un proceso de deterioro acelerado, con un escenario privilegiado para esa disputa: los Concejos Deliberantes. Allí, lejos de la retórica nacional y de los acuerdos de coyuntura, emerge una pelea cruda por el control político del territorio.

El conflicto no gira únicamente en torno a cargos legislativos. Detrás de cada presidencia de Concejo, de cada votación clave o de cada alianza inesperada, se juega algo más profundo: el posicionamiento de ambos espacios de cara a la disputa por las intendencias y al armado de poder rumbo a 2027. Los Concejos funcionan, en este contexto, como el primer tablero donde se ensaya la ruptura.

El caso de Bahía Blanca marcó un punto de inflexión. La llegada de una dirigente del PRO a la presidencia del Concejo, con respaldo del peronismo local, dejó expuesta la fragilidad del entendimiento con los libertarios. Desde La Libertad Avanza denunciaron acuerdos por debajo de la mesa; desde el PRO respondieron con argumentos formales y recordatorios incómodos sobre cómo se habían construido mayorías similares en el pasado. Más allá de las versiones cruzadas, el dato político es otro: el conflicto dejó de ser interno y pasó a ser público.

Ese patrón se repite, con matices, en otros distritos. En Necochea, La Libertad Avanza optó por sellar un acuerdo con el intendente peronista y marginar al PRO de la conducción del Concejo, profundizando la desconfianza entre socios que ya no se reconocen como tales. En Zárate, un voto libertario resultó decisivo para que el peronismo se quedara con todas las autoridades del cuerpo legislativo, pese a que el intendente pertenece al PRO. En Vicente López, la ruptura se expresó en clave presupuestaria, con un rechazo que evidenció la distancia política creciente.

El fenómeno no es aislado ni casual. Se replica en municipios del conurbano y del interior bonaerense, con bloques que funcionan por separado, acuerdos cruzados con el peronismo y acusaciones mutuas de traición. La lógica de la alianza nacional parece diluirse cuando entra en juego el poder real: el control del territorio, la visibilidad local y la proyección electoral.

En ese sentido, la disputa revela una tensión estructural. El PRO, con una tradición de gestión municipal y armado territorial, busca preservar espacios que considera propios. La Libertad Avanza, en cambio, intenta consolidar su crecimiento político sin quedar subordinada a estructuras preexistentes. El choque es inevitable cuando ambos espacios apuntan al mismo objetivo y desconfían de la capacidad del otro para liderar.

Lo que hoy se manifiesta como una pelea por presidencias de Concejo o votaciones puntuales es, en realidad, el primer capítulo de una competencia más amplia. La ruptura en los Concejos Deliberantes anticipa un escenario donde PRO y La Libertad Avanza ya no actúan como aliados circunstanciales, sino como adversarios en construcción.