La alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y el PRO transita horas decisivas y cargadas de tensión. Lo que comenzó con un esquema de reparto de candidaturas 75/25, con predominancia amarilla en distritos donde gobierna el PRO, se fue diluyendo a pasos agigantados hasta convertirse en un escenario de virtual absorción libertaria. La estrategia de Sebastián Pareja y Karina Milei, con aval presidencial, avanza sin ceder espacios clave y sin disimular su prioridad: un armado puramente libertario, con el PRO relegado a los márgenes y al borde de la desaparición.
En paralelo, las declaraciones de dirigentes como Diego Santilli, que resonaron como un gesto de capitulación más que de negociación, sellaron un clima de bronca interna y desmoralización en la tropa amarilla. “Estamos para acompañar donde nos toque”, afirmó Santilli, aceptando que las decisiones no se construyen en el territorio sino que se cierran en los escritorios porteños o, peor aún, de manera unilateral desde los armadores violetas.
Negociaciones empantanadas y éxodo amarillo
La rebelión amarilla no tardó en activarse. La salida de jefes comunales con peso territorial se multiplicó en cuestión de días, mientras la mesa de cierre provincial que encabeza Cristian Ritondo queda cada vez más debilitada.
Diego Reyes (Puan) fue uno de los primeros en bajarse del acuerdo, dejando en claro que la alianza era impracticable en el territorio. “Si bien compartía la idea de un acuerdo provincial, siempre manifesté que iba a ser muy difícil porque La Libertad Avanza tiene dirigentes que no representan cabalmente la idea del presidente Milei”, explicó. Reyes se suma al armado de Potencia Buenos Aires, liderado por María Eugenia Talerico.
En Junín, Pablo Petrecca también confirmó su salida. Si bien su permanencia pendía de un hilo, la definición se aceleró y ahora su destino parece estar en Somos Buenos Aires (SBA), la alianza de centro motorizada por sectores del radicalismo bonaerense como alternativa tanto a Milei como al peronismo. La incorporación de Petrecca podría reforzar a SBA en la cuarta sección electoral, donde Junín es distrito clave.
Lo mismo sucedió en Pergamino con Javier Martínez, quien oficializó su desembarco en Hechos, el espacio de sello local con proyección provincial. En 9 de Julio, María José Gentile seguiría el mismo camino tras meses de tensiones con LLA, que incluso intentó su destitución.
El PRO, entre la marginación, la diáspora ¿y la desaparición?
El patrón se repite en casi todas las secciones electorales. Los libertarios buscan encabezar listas en las ocho secciones bonaerenses y copar los primeros lugares. El reparto negociado quedó en el pasado y el PRO mira con impotencia cómo los acuerdos se cierran a espaldas de sus intendentes y armadores.
En la Primera, el intendente Diego Valenzuela (Tres de Febrero) encabeza por LLA tras pegar el salto sin escalas. En la Segunda, los libertarios mueven fichas con Analía Corvino (ANSES San Pedro) e Iván Pérez Morelli (Salto), mientras el PRO busca mantener a Matías Ranzini y Paula Bustos.
En la Tercera aparece fuerte Leila Gianni, junto a Miriam Niveyro, y compiten contra nombres amarillos de peso como Martiniano Molina y Adrián Urreli. La Cuarta es terreno del karinismo puro con Gonzalo Cabezas, Analía Balaudo y Sebastián Martino.
En la Quinta, Guillermo Montenegro (Mar del Plata) sería cabeza de lista junto a Alejandro Rabinovich. La Sexta discute entre Fernando Compagnoni, Oscar Liberman y Gustavo Coria. La Séptima ubica a Ezequiel Galli (exintendente de Olavarría) y Jeremías Casali. La Octava, Capital, es donde los libertarios directamente dejarían al PRO afuera, con Francisco Adorni, Soledad Pedernera y Carolina Píparo en los lugares de privilegio.
La estrategia libertaria: territorializar el partido y disciplinar aliados
Para los libertarios, el objetivo es claro: territorializar el partido con candidatos propios que no respondan a ningún liderazgo provincial o municipal del PRO. La prioridad es garantizar bancas que sean “cien por ciento mileístas”, evitando pactos que, en su visión, limiten la gobernabilidad legislativa de Javier Milei.
Este esquema de fagocitación deja un tendal de heridos en el PRO, que atraviesa horas de definiciones dramáticas: con las listas cerrándose, intendentes y legisladores amarillos buscan refugio en alternativas como Somos Buenos Aires, Potencia Buenos Aires y Hechos, espacios que se convirtieron en verdaderas ambulancias para los expulsados de la coalición.
¿Un cierre de listas que preanuncia ruptura?
La tensión en estas horas se traduce en conversaciones frenéticas, reproches y renuncias silenciosas. La Libertad Avanza parece no estar dispuesta a ceder, mientras el PRO enfrenta la peor crisis de su historia, con su estructura territorial deshilachada y sin un liderazgo que contenga las tropas, y al borde de la desaparición total.
Si algo dejó en claro el cierre de listas es que la alianza nació más como un contrato de adhesión que como un acuerdo político. La Libertad Avanza absorbe y disciplina; el PRO, con Santilli como símbolo de la rendición, sólo atina a ver cómo el poder se le escurre entre los dedos.