NOTAS DE OPINIóN | 20 MAR 2025

POR LIC. JUAN MARTIN FONTANA

“Volvamos al sol y a las velas”: Las claves para la salud de nuestra piel

El licenciado en biología y especialista en salud funcional y bienestar integral, Juan Martin Fontana, reflexionó sobre los mitos alrededor del envejecimiento y el cáncer de piel.




Durante años, nos han dicho que el sol es el gran villano de la piel, que debemos evitarlo a toda costa para prevenir el envejecimiento y el cáncer. Sin embargo, ¿qué pasa si la historia no es tan simple?

La realidad es que la exposición solar no solo es esencial para la vida, sino que también juega un papel clave en la salud de nuestra piel, nuestro sistema inmune y nuestro bienestar general. Lo que realmente nos enferma no es el sol en sí, sino nuestra relación desbalanceada con la luz y nuestros ritmos biológicos alterados.

Prácticamente todos los principales procesos anticancerígenos están directa o indirectamente controlados por la biología circadiana. Algunos procesos pueden parecer menos dependientes de los ritmos circadianos a simple vista, pero inevitablemente todo vuelve al mismo punto. Los procesos anticancerígenos fuertemente controlados por el reloj circadiano incluyen: 1. Apoptosis (muerte celular programada) 2. Autofagia (limpieza celular) 3. Ciclos de reparación del ADN 4. Vigilancia inmunológica 5. Sistemas de defensa antioxidante 6. Desintoxicación 7. Genes supresores de tumores (como p53) 8. Puntos de control del ciclo celular 9. Regulación epigenética 10. Inhibición de la angiogénesis (Relacionado con la metástasis).

¿El sol causa melanoma? La verdad detrás del mito

El melanoma, el tipo de cáncer de piel más agresivo, se ha vuelto cada vez más frecuente, pero no por culpa del sol en sí, sino por nuestra exposición artificial a la luz. Paradójicamente, estudios han demostrado que las personas que trabajan en interiores y se exponen esporádicamente al sol (por ejemplo, solo en vacaciones) tienen mayor riesgo de melanoma que aquellas que se exponen de forma regular.

¿Por qué? Porque la piel necesita adaptarse progresivamente a la radiación UV. Pasar meses sin ver el sol y luego exponerse de golpe sin protección biológica adecuada es lo que genera daño celular.

Pantallas y luz artificial: los verdaderos enemigos

Mientras demonizamos al sol, ignoramos el impacto nocivo de la luz artificial. La sobreexposición a pantallas y luces LED, especialmente por la noche, interrumpe nuestros ritmos circadianos, disminuye la producción de melatonina (nuestra hormona reparadora) y debilita las defensas naturales de la piel. Esto nos hace más vulnerables al daño celular y favorece la aparición de enfermedades, incluido el cáncer.

Cómo aprovechar el sol de manera inteligente

1. Tomar sol todos los días y de forma progresiva

- La luz solar matutina es clave para sincronizar nuestros ritmos circadianos y estimular la producción de melanina, el protector natural de la piel.

- Evita las exposiciones repentinas y prolongadas sin adaptación previa.

2. Optimizar los niveles de vitamina D (siempre con K2)

- No hay mejor forma de obtener vitamina D que a través del sol.

- Si se necesita suplementar, es fundamental hacerlo junto con vitamina K2 para evitar calcificación en arterias y tejidos blandos.

.Nuestra biología no esta diseñada para recibir 100.000 unidades diarias de vitamina D que es lo que lamentablemente se prescribe, 4000-5000 unidades diarias es lo óptimo.

3. Reducir la luz artificial nocturna

-La luz azul de pantallas y bombillas LED suprime la melatonina, interfiere con la regeneración celular y debilita la piel.

-Usar luces cálidas por la noche, limitar el uso de pantallas antes de dormir y dormir en total oscuridad.

-La luz del fuego, a diferencia de las pantallas, estimula la producción de melatonina, favoreciendo un sueño profundo y reparador. Nuestra historia y nuestro cerebro evolucionaron junto al fuego, y su luz cálida y natural acompaña nuestro ritmo biológico. Iluminarse con velas antes de dormir, con los cuidados adecuados, es una forma sencilla y efectiva de preparar al cuerpo para el descanso, ayudándolo a sincronizarse con su ciclo natural.

4. Alimentarse según los ritmos biológicos

-Comer en horarios adecuados ayuda a regular la producción de antioxidantes naturales en la piel.

-Evita las cenas tardías para no interferir con los procesos de reparación nocturna.

Conclusión

El sol no es el enemigo. El problema es que hemos cambiado nuestra relación con la luz natural y vivimos en constante disrupción circadiana. Más que evitar el sol, debemos aprender a usarlo sabiamente. Al exponernos de forma inteligente, optimizar nuestros ritmos de luz y oscuridad, y cuidar nuestra alimentación, fortalecemos nuestra piel, nuestra inmunidad y nuestra longevidad.

Las pantallas no solo nos roban el sol, también nos roban la salud y el bolsillo. La economía no quiere que apagues el celular, porque mientras más tiempo pases frente a la pantalla, peor dormís, más se desregulan tus hormonas, más enfermo estás y más productos necesitás para "arreglarte": medicamentos para el insomnio, cremas para la piel opaca, café para el cansancio, pastillas para la ansiedad. Y, como si fuera poco, antes de dormir, caemos en la trampa de las compras impulsivas, gastando en cosas que no necesitamos. En cambio, el sol es gratis, te regula el sueño, fortalece tu cuerpo y no le conviene a nadie… excepto a vos.

Es hora de cambiar el foco: más sol, menos pantallas.

Por Lic. Juan Martin Fontana