En comunicación con InfoMIBA, el exministro de Trabajo de la Nación del gobierno de Raúl Alfonsín, Juan Manuel Casella, habló sobre la economía Argentina, opinó que la economía “se estancó a partir del 2011”. Se refirió a la Reforma Judicial y dijo que “una reforma impuesta por la mayoría solo servirá para profundizar la brecha”. Fue crítico en su apreciación sobre los liderazgos políticos y sostuvo que "en este particular momento, el país carece de liderazgos indiscutidos y convocantes".
La economía se estancó a partir del 2011. En 2018 entró en un ciclo recesivo que este año se profundizará. La tasa de inversión cayó a mínimos históricos. Casi el cincuenta por ciento de nuestros compatriotas vive en la pobreza y todos esos escenarios se agravaron con la pandemia. Este panorama económico social tiene obvias repercusiones políticas, porque deslegitima al sistema. La salida pasa por la búsqueda de acuerdos que impulsen políticas de crecimiento basadas en el incremento de la productividad, con un fuerte sesgo exportador que en el campo social favorezca la creación de fuentes de trabajo registrado y de buena calidad, con incorporación tecnológica y formación permanente. Para alcanzar ese acuerdo, hace falta unidad de conducción en el Ejecutivo, planes claros y vocación aperturista. El egoísmo sectorial o personal, la especulación y el desborde institucional, son impedimentos que nos llevarán a la crisis.
I: ¿Qué piensa sobre la Reforma Judicial que aun no se discute en el Congreso?
JC: Cualquier reforma judicial requiere debate previo y coincidencias en los objetivos. Una reforma impuesta por la mayoría solo servirá para profundizar la brecha. El Poder Judicial debe ser autónomo, libre de influencias sectoriales, técnicamente calificadas y eficientes, porque su función consiste en garantizar la vigencia universal del estado de derecho, factor definitivo de estabilidad en toda sociedad compleja en la que coexisten intereses legítimos de signo contradictorio que solo la ley puede articular.
I: ¿Cuáles son las consecuencias para los tiempos que vienen de la pandemia en el país?
JC: Además del obvio impacto en materia de salud, la pandemia agravó la desigualdad que ya golpeaba a nuestra sociedad. Esos efectos se extenderán en el tiempo y en ciertos casos, implicarán consecuencias definitivas, especialmente para las Pymes. Por supuesto, tendrá impacto sobre el resultado electoral del 2021, pero las soluciones que se programen, más que a un cálculo electoral, deben responder a la necesidad de recuperar el equilibrio social.
I: ¿Cómo analiza el rol de la UCR en el gobierno de Fernández?
JC: La UCR integra una coalición despareja y carente de organicidad, en la que desempeñó un papel borroso y secundario durante todo el gobierno de Macri. No influyó en las decisiones, no previó ni denunció errores y tampoco contribuyó a corregirlos. Esa pasividad incolora y subordinada, que en muchos casos encubrió un cálculo personal y especulativo, fue una de las razones –menor, pero razón al fin- del fracaso de ese gobierno. Para recuperar identidad, influencia política y representatividad social, el radicalismo debe ejercer la oposición con toda la severidad que sea necesaria para garantizar la democracia, pero al mismo tiempo con propuestas concretas de signo progresista que aseguren crecimiento y equidad en la distribución del ingreso.
I: ¿Cuáles son los líderes que ofrece la política como alternativa?
JC: En este particular momento, el país carece de liderazgos indiscutidos y convocantes, no solo en el plano político. Hay algunos proyectos atrayentes –Lousteau, por ejemplo- que debemos cuidar para que alcancen su pleno desarrollo. Pero aun cuando los liderazgos son importantes cuando se identifican con una propuesta movilizadora, la sintetizan y la expresan, la fortaleza del sistema político dependerá de la existencia de partidos representativos , ideológicamente coherentes, abiertos, creativos, responsables, enemigos de toda impunidad y transparentes desde el punto de vista ético.