
Para analizar el impacto de las redes sociales en la adolescencia y en las relaciones familiares, conversamos con la psicóloga, licenciada en Sistemas y docente de la UCALP, Mirella De María, quien señaló que “las redes rompen los límites geográficos, permitiendo mantener contacto con gran cantidad de personas que, en realidad, no se conocen, aunque despiertan sentimientos de conexión y pertenencia. Sin embargo, esos vínculos suelen ser superficiales y confusos debido a la inmediatez y fugacidad de las interacciones digitales”.
La experta apuntó a un cambio en los códigos comunicacionales ya que “hoy la escritura está mediada por emojis, memes y abreviaciones, lo que puede afectar el desarrollo de habilidades como la empatía y la escucha activa”, y destacó que “las redes fomentan la autoexposición y la validación externa (número de “me gusta”, seguidores), lo que influye en la autoestima y en la forma en que los adolescentes se relacionan”.
Factores psicológicos y violencia juvenil
Sobre los factores que pueden llevar a un adolescente a involucrarse en actos de violencia extrema como el ocurrido en la serie de cuestión, la especialista afirmó que “la dificultad en la regulación emocional es clave. Manejar emociones intensas como la ira o la frustración, sin un adecuado apoyo familiar y social, puede derivar en reacciones impulsivas”. También advirtió que a veces “los conflictos en redes sociales pueden escalar y trasladarse del plano virtual al real”.
La miniserie Adolescencia pone en evidencia la desconexión entre adultos y jóvenes en el mundo digital. De María destacó que “cuando los adultos no forman parte de esa interacción, las redes se convierten en un espacio sin límites donde ‘todo se puede'”. Sobre el desconocimiento de los padres, indicó: “No es necesario que sean expertos en tecnología, sino que sepan interpretar lo que observen y conversen con sus hijos. Un adolescente sin el acompañamiento de padres está desvalido, sin norte para manejar semejante bagaje hormonal. Resumamos en escuchar, opinar, generar confianza con el adolescente e imponer límites con diálogo”.
Ante la pregunta sobre las señales que pueden indicar conflictos emocionales en adolescentes, la psicóloga respondió que “muchas veces, ellos no expresan directamente lo que sienten, pero pueden hacerlo a través de mensajes o estados en redes. Cambios en el ánimo, alteraciones en el sueño y un descenso en la comunicación con los padres pueden ser indicios de que algo no está bien. Para los padres la incertidumbre con respecto a las vivencias de los hijos es terrible. Por eso informarse tanto con el mismo adolescente o con los medios profesionales es importante. En la adolescencia la contención muchas veces empieza por sentirse visto y escuchado, incluso cuando no se dicen las cosas con palabras”.
Respecto al tipo de apoyo que necesitan, enfatizó: “Los padres deben caminar junto a sus hijos, ni adelante ni atrás. La clave es que el joven sepa que sus padres están ahí, dispuestos a escuchar sin juzgar, incondicional y eso ya hace la diferencia. En situaciones críticas, como las que muestra la serie, la intervención adulta produce un cambio, estar presente no significa tener todas las respuestas, sino sostener, preguntar con respeto, y ofrecer calma cuando todo alrededor parece caótico”.
También destacó la importancia de la asistencia psicológica: “El espacio terapéutico permite al adolescente pensarse y gestionar sus emociones en un entorno seguro. El joven necesita esos silencios que a veces el progenitor malinterpreta y dice ´¡se la pasa durmiendo!´. Y lo que realmente ocurre es que se le presenta demasiado abrumador el presente tan distinto al niño que era ayer. Dudas que van desde ¿quién soy? Hasta ¿seré bueno para algo?”.
Ni los padres ni la terapia deben buscar alejar a los adolescentes del mundo digital, sino darles recursos internos, subjetivos, para habitar el mundo virtual de manera más libre y cuidada
Finalmente, abordamos cómo la virtualidad afecta la expresión emocional de los adolescentes. “Si bien algunos encuentran en las redes un espacio para abrirse, la inmediatez y superficialidad pueden dificultar la conexión emocional real”, afirmó De María.
“Los adolescentes están súper conectados, pero a la vez pueden sentirse solos o incomprendidos y es ahí donde la expresión en emojis o memes los ayuda. La virtualidad no es el problema en sí; aunque suene polémico decirlo, sino cómo se usa y los adultos que puedan estar disponibles para acompañar ese proceso de encuentro con otros mediado por lo virtual”.
El vínculo entre adolescentes y tecnología es complejo, y el rol de los adultos sigue siendo esencial para guiarlos en un entorno que, aunque virtual, tiene un impacto real en su desarrollo emocional y social
Educación y uso responsable de redes
La docente de la UCALP manifestó que educar, según indica el diccionario, es “`desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc.` Si tomamos esta definición, la educación se inicia en el hogar, y si solo son dos en el hogar -un adulto responsable y el adolescente-, también es un hogar. Luego, la educación formal desde Jardín a secundaria son los ámbitos preparados para llegar a la adolescencia. Lo emocional y afectivo tiene una base de hogar, principalmente en donde pueda ser escuchado. Esta apertura permitirá que el adolescente también escuche, permita límites y desarrolle herramientas efectivas y a largo plazo para el camino que le espera: la vida de adulto”.