En el marco de su primera participación ante la 79° Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente Javier Milei, confirmpo que la Argentina no firmará la agenda 2030, a la cual calificó como un “programa de gobierno supranacional de corte socialista”. Además, cuestionó la difusión de “políticas colectivistas” y condenó la falta de sanciones a los gobiernos de China, Venezuela y Cuba.
Además, durante el denate seguró además que él no es un político, sino un “un economista liberal libertario que jamás tuvo la visión de hace política y fue honrado con el cargo de Presidente de la República Argentina frente al fracaso estrepitoso de más de un siglo de políticas colectivistas“.
Dicho esto, el libertario cargó contra la ONU: “Como suele ocurrir con la mayoría de las estructuras burocráticas que los hombres creamos, esta organización dejó de velar por los principios de su fundación y empezó a mutar. Se transformó en un leviatán de múltiples tentáculos que pretende decidir qué tiene que hacer cada Estado y como deben vivir los ciudadanos del mundo. Impone una agenda ideológica a sus miembros sobre un sin fin de temas que hacen a la vida del hombre en sociedad”.
En ese sentido, consideró que la ONU se desentendió de los valores que promovieron su fundación en 1945 una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, y denunció que actualmente promueve un “un programa de gobierno supranacional de corte socialista que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan con la soberanía, el derecho a la vida y libertad de las personas”.
Y añadió: “Hemos visto como una organización que nació para defender los derechos del hombre ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad como con las cuarentenas a nivel global en el año 2020 y que debería ser considerado un delito de lesa humanidad”.
Asimismo, el Presidente argentino cuestionó las posturas de la ONU en contra de Israel, al que definió como “el único país de Medio Oriente que defiende la democracia liberal”; rechazó la participación de las “dictaduras” de Cuba y Venezuela en la Asamblea General; denunció que la organización “no veló por la soberanía territorial de sus integrantes” al mencionar el caso de las Islas Malvinas; y sentenció que la entidad “perdió credibilidad ante la ciudadanía”.
Estuvo acompañado por su comitiva integrada por su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; la canciller, Diana Mondino; el embajador argentino en Estados Unidos, Gerardo Werthein; y sus ministros de Economía, Luis Caputo, y de Seguridad, Patricia Bullrich.