Según un estudio realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), durante el primer semestre la pobreza alcanzó al 52% de la población y la indigencia trepó al 17,9%.
De esta manera, durante el gobierno de Javier Milei la pobreza aumentó más diez puntos, respecto al tercer trimestre de 2023 cuando el indicador de pobreza era del 41,7% y y el de la indigencia de 11,9%según los datos registrados por el Indec. Eso significa uno de los valores más altos desde 2004.
El informe se basa en un promedio entre el primer trimestre, cuando el 54,9% de los argentinos se encontraba bajo la línea de pobreza, y el 20,3% era indigente, y el segundo, período en el cual los indicadores llegaron al 49,4% y 15,9%, respectivamente. Son cálculos del ODSA en base a los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de los primeros 3 meses del año.
El director del observatorio, Agustín Salvia, destacó que la situación no llega a ser tan crítica como en 2001-2002 porque el desempleo, aunque aumentó en los últimos meses, no es tan elevado como en aquel entonces, cuando se ubicaba en dos dígitos, cerca del 20%. Además, aseguró que la pérdida de puestos de trabajo en el sector informal de la economía y las bajas remuneraciones de los trabajadores formales del sector privado, son los factores que mantienen la pobreza y la indigencia en niveles altos. Por lo que precisó que aproximadamente la mitad de este último segmento gana menos de la Canasta Básica Total (CBT), que en julio llegó a los $900.648 y que acumula un aumento del 81,7% en lo que va del 2024.
Además, detalló que ''el sector de los trabajadores informales pobres, que cayó en la indigencia y que depende en gran medida de los programas sociales, no se recuperó. Es en este contexto que se observa una mayor desigualdad entre los distintos sectores trabajadores''. Por último, explicó que la caída de la inflación está acompañada de un aumento en los salarios de los empleados formales del sector privado, que recuperaron sólo parte de lo perdido en enero, febrero y marzo. En tanto, en el caso de los trabajadores del sector público y los informales, la recomposición fue menor.