En un contexto donde la gestión sostenible del agua se vuelve cada vez más crucial, el concepto de “cultivos inteligentes” gana protagonismo. En este sentido, los especialistas de INTA Balcarce, ubicados en la provincia de Buenos Aires, están aplicando técnicas de edición genética que “silencian” ciertos sensores en las plantas, permitiéndoles seguir desarrollándose a pesar de la disminución del agua en el suelo. Este avance podría ser clave para el manejo del riego, garantizando la productividad en condiciones de escasez hídrica y protegiendo el suelo.
Sergio Feingold, coordinador del programa de Biotecnología del INTA y experto en edición genética, comentó que “aunque la papa convencionalmente requiere riego, es fundamental desarrollar variedades que sean resistentes a la falta de agua para asegurar la sostenibilidad agrícola a largo plazo”. Este enfoque no solo tiene el potencial de aumentar la producción, sino que también podría aliviar la presión sobre los recursos de agua, según explicaron en un comunicado.
La investigación se centra en la variedad Spunta, que es la más cultivada para consumo fresco en el país desde la década de los 70. Luego de desactivar un gen que participa en la detección del agua, se han seleccionado plantas que pueden continuar creciendo incluso cuando la disponibilidad de agua en el suelo disminuye por debajo del 50%.
Feingold, junto a sus colegas Cecilia Oneto, Gabriela Massa y Florencia Rey Burusco del Laboratorio de Agrobiotecnología del INTA Balcarce, creen que esta propiedad podría ser una herramienta valiosa para un manejo eficiente del agua, reduciendo impactos negativos como la salinización y la erosión del suelo, y permitiendo aprovechar las lluvias ocasionales durante el ciclo del cultivo. Estas hipótesis se evaluarán en ensayos en campo durante la próxima campaña, y se desarrollarán siguiendo la normativa nacional que considera esta innovación equivalente a las variedades obtenidas a través de métodos de mejoramiento convencional.
El especialista expresó su confianza en que, junto a su equipo, los resultados demostrarán en el campo lo que ya se ha observado en experimentos controlados: que las plantas mejoradas a través de la edición genética logran mantener producciones equivalentes o superiores en condiciones de buena disponibilidad de agua, y que superan el rendimiento de las variedades tradicionales en situaciones de escasez hídrica.