A menos de un mes del inicio de los Juegos Olímpicos París 2024, y cuando la lista parecía estar cerrada en 135 representantes, Argentina sumó una nueva clasificada a la cita parisina. La nadadora Agostina Hein fue la última en sumarse a la delegación albiceleste, convirtiéndose así en la más joven del grupo. Su gran actuación en el Mundial de Natación en Doha tuvo como resultado el avance hacia la siguiente instancia. Pero un nuevo desafío siempre viene acompañado de una mayor exigencia. En este caso, la presión de las redes sociales puede ser un factor determinante en el desempeño de esta joven de 16 años de cara al futuro.
Agostina Hein -más conocida como la Vikinga- nació el 24 de abril de 2008 en la ciudad de Campana, provincia de Buenos Aires. Desde los tres años disfruta del agua pero fue a los siete cuando decidió sumarle la arista competitiva. En el transcurso de su vida fue entrenando en varias entidades hasta que el destino la cruzó con Sebastián Montero. “Nosotros nos veíamos dos veces por mes en las competencias que organizaba la Federación de Aficionados de Natación del Norte de la Provincia de Buenos Aires; habitualmente mi club competía con el de ella. Pero Agos se sentía atraída e identificada con nuestro equipo así que apenas se sumó el cambio de nivel fue beneficioso”, comenzó contando su actual entrenador.
Sebastián describió a Agostina como una chica muy capaz: ”Siempre tuvo muy buena altura, muy buen porte; pero sobre todo mucha sensibilidad en el agua. Te dabas cuenta que ella hacía todo muy natural. Y es algo que no se logra con el tiempo, sino que uno nace con ello”. Cuando la joven -en aquel entonces de once años- se sumó a SER Natación de Zárate, el preparador notó que era necesario mejorar el entrenamiento pero no era algo preocupante ya que entendía que, con sacrificio y dedicación, podía alcanzar el nivel requerido. “La sensibilidad y flotabilidad que tenía en el agua, y la capacidad de adaptarse fueron sus fortalezas”, confesó el hombre.
Montero tiene un método de trabajo en el que prima la constancia. “Yo les explico a los chicos que los resultados se van a ver a largo plazo. Que recién a los 14, 15 y 16 años se empiezan a jugar competencias más importantes como pueden ser los Sudamericanos, Panamericanos, Mundiales o Juegos Olímpicos. Que nada es inmediato; que nadie sale campeón del mundo teniendo 11 años”. Pero para poder llegar a esa instancia es necesario ir trabajando de forma progresiva. En esa línea, el entrenador cree primordial generar una buena base técnica -que los adolescentes sepan nadar correctamente los cuatro estilos- para luego trabajar la entrenabilidad. “Si en los primeros años el chico o la chica entiende que tiene que nadar prolijo en vez de rápido a futuro se ven buenos resultados”, aseguró.
Gracias a esta forma de enseñanza, Agostina Hein pudo lograr grandes cosas. A los 15 años de edad, la joven oriunda de Campana obtuvo la medalla de bronce en el Mundial Junior de natación que se llevó a cabo en Israel y la marca A para el Mundial de Doha en 2024. Con ese resultado, Hein se convirtió en la segunda atleta argentina en el historial de los Mundiales juveniles en subirse al podio. La anterior en lograrlo fue Delfina Pignatiello en 2017. Ya con 16 años, Hein se hizo presente en Qatar y se quedó con el quinto puesto en los 800 metros libres y el octavo en los 400 metros libre. Todo una hazaña. Con tiempos de 8:29.19 y 4:10.33 alcanzó sus mejores marcas personales y marca B para los más codiciados Juegos que se darán en París 2024.
El trabajo psicológico fue otra de las claves para llegar hasta esta instancia. La joven desde hace cinco años está acompañada de Agustina Mayer -psicóloga deportiva- para asimilar los cambios, y las distintas emociones relacionadas con la competencia de alto rendimiento. En este proceso también participó Sebastián quien considera sustancial comprender al deportista en todas vicisitudes. “Yo fui deportista, y sé que muchos chicos no llegan a donde podrían llegar porque abandonan antes. Y muchas veces eso se puede dar por una mala experiencia. Entonces entiendo que es fundamental el trabajo en grupo; que tanto el deportista, el psicólogo deportivo como el entrenador tengan un ida y vuelta constante”, señaló Montero haciendo referencia al objetivo final, que es que el atleta tenga las herramientas necesarias para poder llegar lo más lejos posible dentro de sus capacidades. La natación es un deporte de marca y tiempo, los nadadores no compiten solo contra otros nadadores, compiten contra sí mismos; intentan superar sus marcas, se ponen a prueba y la presión por momentos puede ser muy grande.
En esta línea, que un deportista comprenda el valor que le da a las redes sociales es sustancial. Es una realidad que a mayor exposición, mayor es la posibilidad de recibir opiniones. En el ámbito del internet las personas- muchas de ellas desde el anonimato- pueden manejarse con cierto grado de impunidad haciendo comentarios descalificantes. Lo lamentable es que muchos atletas se ven afectados por ese tipo de presiones mediáticas, e incluso pueden llegar a tomar la decisión de abandonar el deporte. Un caso muy conocido fue el de Delfina Pignatiello. La deportista argentina -con tres oros en los Panamericanos de 2019- decidió dar un paso al costado a los 22 años abrumada por las críticas después de su eliminación en Tokio 2020. La exposición en redes sociales, la exigencia, el no disfrute y seguramente la falta de contención sumado a otros factores hicieron que la “gran promesa de la natación argentina” se quedara en el camino.
Agostina Hein es una de esas personas que llegó muy rápido a lo más alto que cualquier atleta quiere llegar, pero que también puede quedarse en el camino de un momento para otro. Es por eso que debe aprender a gestionar esos mensajes hostiles para no terminar avalando lo que dice un desconocido. “Yo a ella la cuido bastante con el tema de las plataformas en línea. Cuando estamos entrenando acordamos usar las redes para charlar con familiares y amigos pero no generamos falsas expectativas”, contó el entrenador intentando remarcar que no quieren estar en el ojo de la tormenta. “No queremos ser famosos ni el futuro de la natación argentina; sino más bien cumplir nuestros sueños. Y es por eso que intento que mantengamos un perfil bajo -aunque a veces no se puede por el grado de exposición- y con los pies sobre la tierra. Y repito, sin generar falsas expectativas porque sabemos que la gente se comporta por impulso y atrás está Agos, una nena de 16 años”, dijo su formador.
Este año tan solo tres argentinos van a poder representar al país en la disciplina de natación. Cada uno de ellos trabajó con mucha pasión y dedicación durante mucho tiempo para ser citados al evento deportivo por excelencia: los Juegos Olímpicos. “Agostina vino para romper barreras; para hacer esas cosas que nadie esperaba de una nena de 16 años”, mencionó Montero. Tanto el 27 de julio como el 2 de agosto la joven de Campana debutará en una pileta emblemática para quienes practican y disfrutan este deporte. Tanto la deportista argentina como su entrenador entienden que competirán junto a grandes nadadoras; más fuertes y con más experiencia. “Vamos a correr los 400 metros libres con la actual récord del mundo”, sentenció el coach. Los dos son conscientes de que están por debajo del nivel pero eso no les quita el sueño. Están seguros de que en algún momento van a poder estar a la par para pelear el podio. “Hoy no es el día; hoy vamos a disfrutar la Villa Olímpica, la pileta, y el estar al lado de grandes exponentes de esta disciplina”. Pero para que llegue ese momento, tenemos que cuidar a Agostina.