En el marco de una crisis económica que aqueja a todos los argentinos a lo largo y a lo ancho del país, los Gobiernos locales se enfrentan a las complejidades producto de los recortes determinados por Nación. Tal es el caso del Municipio bonaerense de Ramallo que, cómo otros tantos distritos de la Provincia de Buenos Aires, deben padecer las consecuencias de la enemistad que Javier Milei le planetó a la gestión de Axel Kicillof.
Sin embargo, el Municipio también enfrenta otra problemática: gestiones previas que no lograron cumplir los objetivos. Ante ese escenario, Mauro Poletti, el intendente que ganó las últimas elecciones, emprendió una agenda cargada de reuniones con los trabajadores municipales para explicarles la situación que atraviesa la gestión.
Esta semana, por ejemplo, el alcalde se reunió en una concurrida asamblea con trabajadores municipales y del Hospital José María Gomendio, afiliados al gremio ATE. Previamente lo había hecho con los trabajadores nucleados en el Sindicato de Trabajadores Municipales de Ramallo (STMR) que encabeza Victoria Isarra.
En ambos encuentros, Poletti fue claro con los empleados: "Yo no puedo recomponer el salario que se licuó en los cuatro años anteriores", les advirtió, aunque aseguró que su gestión "trabajará y hará todo lo posible" para que los sueldos "terminen por arriba de la inflación".
Asimismo, el intendente dio detalles sobre cómo encontró al Municipio al momento de asumir. "Vinimos a ordenar la municipalidad y el hospital, porque cuando entramos no había ni insumos, ni medicamentos", expresó al tiempo que recordó que había "un sistema tributario regresivo en el cual pagaban más los vecinos que las empresas".