En los últimos años, su ingesta ha aumentado considerablemente en jóvenes, en tanto que el incremento más significativo ha sido en mujeres. Por caso, en personas de sexo femenino trepó de 6 a 9%, igualándose con el de los hombres.
El alcohol es la sustancia psicotrópica y psicoactiva (es decir, actúa en el cerebro y produce modificaciones) más consumida. La que produce mayor grado de discapacidad y cuya abstinencia es la más severa, junto con los derivados opioides.
En los últimos años, su ingesta ha aumentado considerablemente en jóvenes, en tanto que el incremento más significativo ha sido en mujeres. Por caso, en personas de sexo femenino trepó de 6 a 9%, igualándose con el de los hombres.
En esta época del año, su consumo suele ser superior al habitual ya sea por las despedidas, el calor o por los brindis por Navidad y Año Nuevo, entre otros.
El alcohol se absorbe en el estómago (un 20% a los 10 minutos tras ser ingerido) y en el intestino (el 80% restante). Su mayor concentración en sangre suele alcanzarse a los 30-90 minutos luego de su consumo, pero puede permanecer hasta 18 horas en el organismo. Tiene una amplia distribución, llega a casi todos los órganos (cerebro, hígado, riñón, corazón), también atraviesa la placenta y se excreta por leche materna, motivo por el cual está contraindicado durante el embarazo y la lactancia.
Se metaboliza en el hígado, razón por la cual los alcohólicos crónicos suelen ver afectado ese órgano, llevándolo a la cirrosis y a la pérdida total de función.
Inhibe o altera el funcionamiento de una enzima llamada ADH u hormona antidiurética, y provoca aumento del deseo de orinar. Su principal y más conocido efecto está a nivel del Sistema Nervioso Central (SNC) o del cerebro. Por eso, se la considera psicotrópica (llega al cerebro) y psicoactiva (produce modificaciones en él).
Si bien, inicialmente, provoca desinhibición y euforia, es un depresor de las facultades cognitivas y de la mente. Está demostrado que, al manejar, disminuye reflejos, altera la percepción de las distancias, aumenta la sensibilidad a la luz y reduce el campo visual.
Por otra parte, existen factores que facilitan o retardan su absorción o, incluso, modifican su acción:
Hay personas que, por cuestiones biológicas (mayor o menor cantidad de enzimas que lo degradan o diferencias en la función de los neurotransmisores cerebrales) tienen mayor tolerancia a sus efectos nocivos o, al menos, necesitan concentraciones más elevadas para provocar el mismo efecto que en los demás. La realidad es que estos casos son una minoría. La mayoría de los que desarrollan tolerancia es porque lo consumen frecuente y reiteradamente. Es importante aclarar que la tolerancia no evita sus efectos nocivos, sino que suelen verse más tardíamente y asociado con consumo problemático.
Médico toxicólogo, Hospital Durand y Sanatorio Las Lomas, director de Toxicología Hoy, App con información médica acerca de más de 400 sustancias tóxicas y/o medicamentos.