viernes 26 de julio de 2024
- Edición Nº2060

País

tras la polémica

El retorno del servicio militar obligatorio: ¿Una nueva amenaza de aislamiento para los jóvenes?

La discusión sobre el posible regreso del SMO ha sido reflotada en el país tras las declaraciones de la candidata libertaria, Victoria Villarruel a favor del mismo. Frente a ello, especialistas advirtieron sobre los aspectos negativos para los jóvenes, sobre todo en términos psicológicos.



 El Servicio Militar Obligatorio en Argentina fue derogado en 1995, tras el asesinato del soldado Omar Carrasco, que expuso  abusos y violaciones de los derechos humanos, como también la necesidad de cambios en la estructura de defensa nacional del país. La decisión de derogar esta práctica reflejó un cambio significativo en la política militar y social de Argentina, marcando un paso hacia la profesionalización y modernización de las fuerzas armadas y una mayor atención a los derechos humanos y la democracia en el país.

El Servicio Militar Obligatorio en Argentina era una ley que requería que los ciudadanos varones cumplieran con un período de servicio en las fuerzas armadas. La duración era de alrededor de 12 meses, con variaciones dependiendo de la rama de las fuerzas armadas a la que se asigna el recluta.

¿Qué impacto tendría el Servicio Militar Obligatorio en la vida de los jóvenes reclutas? El temor a un nuevo aislamiento social
El Servicio Militar Obligatorio puede tener un impacto significativo en la vida de los jóvenes reclutas, que deberían interrumpir por completo su educación o carrera profesional para cumplir con el servicio. Del mismo modo, sus actividades y rutinas personales, familiares, y de grupos de cercanía.

Asimismo, y según profesionales de la salud mental, planteado este eventual escenario de  encierro prolongado en un ambiente completamente desconocido para los jóvenes, en donde  son privados de su libertad, alejados de sus familias, amigos y de cualquier tipo de contacto con el mundo exterior, tendría peligrosas similitudes con lo que se experimentódurante la pandemia de COVID-19.

En ese mismo sentido, quienes se manifiestan en contra de esta posibilidad, advirtieron con énfasis sobre  "la  evidencia de los impactos negativos que el aislamiento prolongado puede tener en la salud mental de las personas. Muchos sufrieron de depresión, ansiedad y otros trastornos relacionados con la salud mental debido a la falta de interacción social y la limitación de actividades. La vuelta al servicio militar obligatorio expondría nuevamente a los jóvenes a condiciones similares, generando un gran riesgo para su bienestar emocional".

Todo esto, teniendo en cuenta que la adolescencia y la etapa de juventud  son períodos cruciales en el desarrollo de la identidad y la formación de la personalidad. Es un tiempo en el que los jóvenes comienzan a explorar su independencia y a tomar decisiones que les permitirán definir su futuro. "Obligar a los jóvenes a abandonar sus proyectos personales para someterse a un régimen disciplinado puede generar conflictos internos y frustración", remarcaron.

Además, existen diferencias significativas entre el servicio militar de hace algunas décadas y las necesidades actuales de la sociedad. En la actualidad, el mundo es más globalizado y los conflictos son de naturaleza diferente. Centrar la formación de los jóvenes en habilidades militares puede resultar obsoleto y limitante para el desarrollo de habilidades más acordes a nuestro tiempo, como la tecnología, el emprendimiento o la creatividad.

Estudios científicos demuestran que el estrés prolongado, como el que se experimenta durante el servicio militar obligatorio, puede tener consecuencias negativas en la salud física y mental de las personas. Aumenta el riesgo de desarrollar trastornos como el trastorno de estrés postraumático, la depresión y la adicción a sustancias. Esto a su vez podría aumentar la demanda de atención médica y los costos asociados a la salud pública.

Desde los sectores opositores a esta iniciativa apuntaron a la importancia de redoblar  esfuerzos en fortalecer la educación y la capacitación de los jóvenes e invertir en programas que promuevan el desarrollo de habilidades y que los preparen para el mundo laboral actual. 

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