domingo 16 de junio de 2024 - Edición Nº2020

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Desde CONICET

Tras las huellas ambientales: investigan el efecto de la actividad ganadera

A través de este trabajo, se busca definir la huella de carbono que genera la ganadería, es decir, la cantidad de dióxido de carbono generando en el sembrado, el transporte, el faenado, y su efecto en el ambiente



En este tema es que se especializa el grupo de investigación CYKLOS, liderado por Fernando Mele, investigador del CONICET en la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Tucumán (FACET, UNT), y compuesto por otros científicos y científicas del Consejo y docentes de la mencionada casa de estudio. El objetivo principal del equipo es desarrollar y aplicar herramientas para la sostenibilidad y la prevención ambiental desde el Análisis de Ciclo de Vida (LCA, por sus siglas en inglés) de distintas actividades y procesos.

“En este momento estamos enfocados en realizar estimaciones de huellas de carbono e hídrica, identificando puntos críticos en la producción de carne vacuna. Entendiendo la huella de carbono como las emisiones de dióxido de carbono, de metano y de óxido nitroso durante todo el ciclo de vida de un proceso; y la hídrica, como la cantidad de agua, generalmente expresada en metros cúbicos, que se inutiliza durante el ciclo de una actividad”, explica Mele

“Tomando un caso de estudio en particular, trabajamos con Jonathan Wheeler -investigador asistente de CONICET- y con Lucas Machin Ferrero -becario doctoral del Consejo-  para definir la huella de carbono que genera la ganadería. Se tuvo en cuenta la cantidad de dióxido de carbono generando en el sembrado de las pasturas, el transporte, el faenado y el envasado de carne, así como también la producción de los combustibles, los insumos y la electricidad que se consumen”, subraya el científico, y continúa: “En cuanto a la huella hídrica nos referiremos a toda el agua que se consume o se ve contaminada de alguna manera durante todo el proceso.”

En este marco, explica Mele, es cierto que la actividad ganadera es una de la que más calentamiento global produce, debido no sólo al procesamiento de la carne -que implica todo el ciclo de vida, desde la agricultura y pastoreo, faenado, envasado y distribución-, sino también porque las vacas son rumiantes, y durante el proceso digestivo en sus cuatro estómagos producen mucho metano. “Es poco lo que puede reducirse en emisión de gases de efecto invernadero en el metabolismo vacuno, pero sí se puede reducir mucho en el resto del proceso, utilizando bioinsumos para las pasturas y el alimento balanceado, biocombustible en las maquinarias agrícolas y en el transporte, y teniendo buenas prácticas en el sector ganadero, entre otras posibilidades.”

Según las estimaciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), a escala global el sector ganadero contribuye con el 14% de las emisiones de GEI generadas por actividades humanas, y en la Argentina esa participación sube a un 20,7%.

 

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