En septiembre y noviembre del 2021, un equipo de investigadores de distintas universidades estadounidenses habían realizado experimentos en los que trasplantaron con éxito, a dos pacientes con muerte cerebral, riñones de cerdos modificados genéticamente para tener sistemas inmunológicos similares a los de los humanos.
Aunque los órganos parecían funcionar, algunos investigadores cuestionan su valor argumentando que los ensayos clínicos en personas vivas son la única forma de averiguar si los trasplantes de cerdos pueden ayudar a aliviar la escasez de órganos humanos disponibles para las personas que los necesitan.
Para el procedimiento a realizar, el equipo usó cerdos que habían sido modificados para que carecieran del gen de una proteína conocida como αGal, responsable de que el sistema inmunitario humano rechace los xenotrasplantes (trasplantes de órganos entre especies distintas). A su vez, junto con cada trasplante de riñón trasplantaron también un timo, que es el órgano donde maduran las células inmunitarias que ayudan al cuerpo a aceptar los órganos extraños.
Por otro lado, no extirparon los propios riñones de los pacientes (que habían sido declaradas legalmente muertas uno o dos días antes porque no tenían función cerebral), sino que injertaron los riñones de cerdo en las venas y arterias que transportaban sangre hacia y desde las piernas de los receptores.
Luego monitorearon la función de los riñones y las respuestas inmunitarias de los pacientes durante 54 horas, un límite impuesto por la junta de ética de la Universidad de Nueva York (de donde eran la mayoría de las y los investigadores que llevaron a cabo este trabajo) y basado en la cantidad de tiempo que normalmente se requiere para recolectar los órganos de una persona para el trasplante.
Según informaron en una publicación en la revista médica The New England Journal of Medicine, los pacientes no mostraron una reacción inmunológica inmediata a los órganos. La cantidad de orina que produjeron los pacientes aumentó después del trasplante y la cantidad de creatinina —una sustancia normal que se acumula en la sangre por el uso de los músculos— disminuyó, lo que sugiere que los riñones de cerdo estaban funcionando según lo previsto.
Algunos científicos, sin embargo, se muestran escépticos por los resultados, ya que a los cerdos utilizados en el estudio les faltaba solo un gen, cuando las investigaciones muestran que la modificación de tres o más genes son las que ayudan al sistema inmunitario humano a aceptar el órgano.
Al momento, quedan como objetivo para el futuro tratar de averiguar si el sistema inmunitario humano rechazará al órgano meses después o si seguirá funcionando, pero no creen que hacerlo con pacientes con muerte cerebral de resultados certeros.