El economista, Alexis Dritsos, habló sobre el aumento del precio del dólar Blue y sus causas, y aseguró que “tiene que ver con el fenómeno electoral que siempre trae aparejada una dolarización, en gran parte, de las personas que tienen pesos”.
En este contexto, indicó que también “se suma el pago de aguinaldos que generan más dinero disponible, y por otro lado la devolución del impuesto a las ganancias que con el cambio de normativa va al bolsillo de la gente que los está cobrando”.
Y analizó: “Esto hace que comparado con meses anteriores, hay más disponibilidad y en paralelo las acciones que llevó el Gobierno de mayores controles a los dólares alternativos van generando una psicosis colectiva que hace que la gente vaya por desconfianza a comprar más dólares”.
El especialista afirmó que este efecto hace que el paralelo empiece a crecer de valor, y la pregunta es: ¿esto tendrá consecuencias futuras o no? “La realidad es que hoy en términos concretos el Banco Central tiene poder de fuego para evitar una devaluación importante como la que se tuvo a fines de 2019”, indicó.
También señaló que es posible que haya “volatilidad” en el mercado del dólar paralelo, pero vislumbran una alternativa de “explosión cambiaria” como si hubo el año pasado.
Ahora, si persiste el dólar Blue a niveles altos, que superen los 195 pesos, adelantó que las “expectativas bancarias” van a ser negativas y habrá más “propensión” de pasarse al dólar. Con la consecuencia de que habrá un nuevo traslado a los precios. No obstante, aclaró que el dólar Blue tiene un “atraso importante” con lo cual era esperable que corrigiera en el periodo pre electoral.
Con respecto a las expectativas económicas post elecciones, dijo que “para los sectores de la oposición es negativa. Y los ejes en los que se sostienen estas ideas son: la presión sobre el dólar; el cepo reforzado sobre los dólares alternativos y el crecimiento en el dólar Blue”.
Por otro lado, remarcó que “la oposición considera que habrá un aumento de la inflación; proyectan que el Gobierno emitirá muchísimo más para fogonear el consumo para llegar mejor a las elecciones y vislumbran que el tema inflacionario será peor que el actual. Sin embargo, el Gobierno tiene una visión más optimista”.
El economista opinó que todo forma parte de una gran incertidumbre, y hay un elemento central que es la pandemia. “Porque no se sabe que pasará, por el momento los números vienen acompañando y las vacunas están llegando, pero es que si la pandemia no hace un rebrote con la cepa Delta el escenario sería uno, y si el rebrote es violento la situación sería otra en el freno de la economía. Ese es el factor de interrogante”.
Y vaticinó que “si la situación continúa como hasta ahora, en el segundo semestre, la inflación debería ser más baja; es posible que se vislumbren algunas mejoras en los ingresos a partir de los bonos que está dando el Gobierno y un acuerdo con la deuda externa”.
“La expectativa es que no haya sobresaltos cambiarios, al menos en los dólares oficiales y el Gobierno tratará de seguir custodiando los dólares financieros para evitar estas corridas”, anexó.
¿Cómo se detiene la Cultura inflacionaria?
Dritsos sostuvo que los controles a los que apela el Gobierno no sirven, “está demostrado en todos los gobiernos anteriores, que los programas como el de Precios Cuidados son engañosos”, y explicó que “se deciden canastas de productos que no son representativos, se les permite un aumento enorme previo al congelamiento teórico”.
“Las cantidades que se ofertan son muy bajas con lo cual no inciden compitiendo y generando un impacto hacia una baja de los precios en general; esto realmente no funciona.
Lo que hay que entender es que la cultura inflacionaria se revierte con una política exitosa en materia de inflación, entendiendo que es una cuestión multicausal y que la resolvieron países de todos los segos ideológicos”, aseveró.
Y puntualizó que no se trabaja sobre el cambio de paradigma: “nosotros verificamos que la economía Argentina tiene cartelizada, en pocas manos la producción y la comercialización en hipermercados que manejan los mayores volúmenes.
Por un lado, están los productores, y por otro, los consumidores. Están en una desigualdad absoluta con respecto a estos dos núcleos poderosos. Y también la evolución de los precios no refleja los costos reales de lo que pasó en materia tarifaria, salarial, impositiva que justifique estos valores”, subrayó.
El economista enfatizó en que se tiene que trabajar generando más competencia, y se empieza con más información para el consumidor, que no la tiene, hacer cumplir las normas de competencia, y hacer un seguimiento de costos, para recién sentarse a dialogar con las empresas, los productores y comercializadores.
La situación no se revertirá “con programas tramposos para quedar bien en una elección, sino verificando los costos con todos los actores y articular la producción de los productos primarios para mayor presencia en las góndolas. Y darle fuerza a los mercados municipales en donde estas producciones puedan llegar”, concluyó.