La industria del calzado atraviesa uno de sus momentos más críticos y vuelve a sumar un nuevo capítulo de despidos y reducción productiva. Esta vez, la decisión fue tomada por Arluchi S.A., empresa que opera bajo la marca IDS Suelas, especializada en la fabricación de componentes de caucho y EVA, que anunció la desvinculación de diez trabajadores en su planta ubicada en la localidad bonaerense de Chivilcoy.
La firma funciona desde 2011 en el Parque Industrial de la ciudad y durante años se consolidó como un proveedor estratégico del sector. Sin embargo, tras los despidos recientes, su dotación quedó reducida a apenas 25 operarios, una cifra que refleja el fuerte deterioro de una planta que supo ser emblema productivo regional y que hoy enfrenta un escenario de profunda incertidumbre.
La medida generó un inmediato rechazo de la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (UTICRA), desde donde denunciaron el incumplimiento de un acuerdo firmado a fines de noviembre, en el que la empresa se había comprometido a no realizar despidos al menos hasta marzo. Según relataron fuentes sindicales, la comunicación fue abrupta: “Nos avisaron por teléfono mientras viajábamos a Buenos Aires para participar de la marcha federal contra la reforma laboral”.
Una crisis que se profundiza
El caso de IDS Suelas no aparece como un hecho aislado. Por el contrario, se inscribe en una crisis estructural que atraviesa a la industria del calzado y al entramado textil durante el período 2024-2025. Dirigentes gremiales de Chivilcoy apuntan de manera directa a las políticas de comercio exterior y al impacto de la apertura de importaciones: “El mercado está inundado de productos importados y las ventas no aparecen”, sintetizaron.
Desde la empresa justificaron los despidos en un contexto adverso marcado por la reducción de aranceles y la flexibilización de controles desde julio de 2024, el desplome del consumo interno y la pérdida de clientes estratégicos. Entre ellos, la salida de Puma, que representaba un volumen relevante de producción y dejó a la planta con altos niveles de capacidad ociosa. Según datos de la Cámara del Calzado, la actividad sectorial acumula una caída interanual de entre el 30% y el 40%.
IDS Suelas nació como una inversión de capitales brasileños encabezada por el empresario Andrei Lagranha, con el objetivo de convertirse en proveedor satélite del grupo Paquetá. En sus inicios operó a través de dos unidades —Rubber Soul y Arluchi— que lograron atravesar la crisis de 2018 y que en 2019 se integraron bajo el paraguas del Grupo IDS. Hoy, ese proyecto industrial atraviesa su momento más delicado.
Un panorama nacional alarmante
El conflicto en Chivilcoy se suma a una situación de alarma extendida en todo el país. UTICRA, conducida por Agustín Amicone, viene denunciando escenarios de “extrema gravedad”, como los 150 despidos en la planta de Dass en Eldorado, Misiones, que el sindicato atribuye al rumbo económico del gobierno del presidente Javier Milei.
La crisis también golpea de lleno al sector textil. Textilana S.A. desvinculó a 150 trabajadores en Mar del Plata; la histórica Hazan Silvia cerró sus puertas en Lanús y dejó a 50 operarios sin empleo; mientras que Coteminas Argentina S.A. anunció 56 despidos y una suspensión de actividades por 45 días en Chaco. En ese contexto, estimaciones sectoriales indican que cerca del 70% de la indumentaria que hoy se consume en el país es importada.
Frente a este escenario, UTICRA presentó una denuncia formal ante el Ministerio de Trabajo bonaerense y exigió una audiencia urgente. El gremio busca garantizar el pago íntegro de las indemnizaciones y anticipó que continuará con acciones políticas y judiciales para frenar lo que considera un modelo económico que pone en jaque a la industria nacional y al empleo.