miércoles 24 de diciembre de 2025
- Edición Nº2576

Provincia

puja por el poder

El PJ bonaerense definió fechas y Junta Electoral en medio de tensiones

11:50 |Con fechas ya definidas y una Junta Electoral cuidadosamente equilibrada, el peronismo bonaerense se encamina a una elección clave. Entre la continuidad que impulsa La Cámpora y la pretensión de conducción desde la gestión provincial, marzo asoma como tregua posible o antesala de una confrontación abierta.



La interna del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires dejó de ser un murmullo para transformarse en una disputa explícita por la conducción política. El 19 de diciembre, tras una reunión extensa y cargada de tensiones, el Consejo Provincial confirmó la convocatoria a elecciones internas para el 15 de marzo de 2026, instancia en la que se renovarán las autoridades partidarias provinciales y distritales.

La decisión expuso sin eufemismos el choque de estrategias entre La Cámpora —respaldada por el cristinismo— y el espacio que orbita alrededor del gobernador Axel Kicillof, nucleado en el Movimiento Derecho al Futuro. En el centro del debate no solo estuvo el calendario electoral, sino una discusión más profunda: quién conduce al peronismo bonaerense y con qué lógica política en un escenario nacional adverso.

El calendario aprobado fija una hoja de ruta precisa: desde la apertura de la Mesa de Entradas de la Junta Electoral el 22 de enero, la exhibición y tacha de padrones, la presentación de avales y listas en febrero, hasta el comicio del 15 de marzo y el inicio del escrutinio al día siguiente. El ordenamiento formal busca reducir márgenes de conflicto procedimental, aunque no despeja la disputa de fondo.

La Junta Electoral como espejo del equilibrio interno

La integración de la Junta Electoral se convirtió en una pieza central del acuerdo. El cuerpo será presidido por Leonardo Nardini y estará conformado por Cristina Álvarez Rodríguez, Mariano Cascallares, Verónica Magario, Adrián Santarelli, Juan Pablo de Jesús, Liliana Schwindt, Carolina Corrge, Jorge Carpinetti, Juan Zabaleta, Marina Moretti, Avelino Zurro y Rosana Sotelo.

La lectura política es clara: una combinación de intendentes con peso territorial, figuras orgánicas del kirchnerismo y dirigentes con experiencia electoral. La exigencia de mayorías calificadas de dos tercios para decisiones clave funciona como un seguro contra imposiciones unilaterales, pero también anticipa negociaciones permanentes.

Militancia, gestión y una disputa que excede lo orgánico

El encuentro en Malvinas Argentinas —que comenzó con más de una hora de demora— dejó en evidencia que el debate no es meramente administrativo. El mandato de Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense había vencido días antes, forzando definiciones que reactivaron la puja por el liderazgo.

Desde el kicillofismo, la interna es presentada como una oportunidad para “actualizar” la conducción partidaria y dotarla de mayor sintonía con la gestión provincial. El argumento central es que el peronismo necesita ampliar su horizonte político y construir una alternativa nacional frente a la ultraderecha, sin quedar encapsulado en lógicas orgánicas cerradas.

En el kirchnerismo, en cambio, la elección interna aparece como un mecanismo de legitimación democrática y de reafirmación de liderazgo. Máximo Kirchner cuestionó a los enfoques “electoralistas” y planteó que el partido debe ser una herramienta de articulación territorial y política de largo plazo, no un mero vehículo de ambiciones individuales.

¿Unidad posible o interna inevitable?

Aunque el Consejo dejó abierta la puerta a una lista de unidad, las tensiones persisten. Intendentes cercanos a Kicillof expresaron reparos ante una propuesta que, en los hechos, mantendría la composición actual del Consejo. La negociación de candidaturas, el rol de los gremios y la participación de las juventudes serán determinantes para definir si prevalece la síntesis o la confrontación.

La elección del 15 de marzo excede largamente la renovación de autoridades partidarias. Es un test de fuerzas con proyección hacia 2027: quién controla el principal partido de la provincia más grande del país y quién fija la estrategia del peronismo en un contexto nacional hostil. Entre la militancia que desafía desde la identidad y la gestión que busca conducir desde el poder territorial, el PJ bonaerense transita un equilibrio frágil. Marzo dirá si ese equilibrio se traduce en unidad negociada o en una guerra interna abierta.

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