martes 16 de diciembre de 2025
- Edición Nº2568

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¿Nos dominan las pantallas? La Defensoría expuso datos alarmantes sobre su impacto en la vida cotidiana

La campaña “Desconectá para conectar” expuso datos preocupantes sobre el uso intensivo de pantallas, con especial foco en las infancias, las escuelas y el uso del celular al volante.



La Defensoría del Pueblo bonaerense presentó los resultados de su campaña que consta de un informe exhaustivo que pone cifras concretas a una problemática que atraviesa la vida cotidiana, la salud, la educación, los vínculos y la seguridad vial: el uso intensivo de pantallas. El trabajo, impulsado por el organismo que conduce Guido Lorenzino, se basó en encuestas en profundidad, entrevistas con especialistas y debates públicos desarrollados a lo largo de todo el año en el programa de streaming Podrán Defendernos 

El eje que recorre el documento es una pregunta tan simple como inquietante: ¿nos dominan las pantallas? A partir de allí, la Defensoría estructuró el análisis en cinco grandes dimensiones: el tiempo de uso del teléfono, el vínculo de niños, niñas y adolescentes con los dispositivos, el impacto en el ámbito escolar, el uso del celular al volante y la expansión de la inteligencia artificial.

Uso problemático y vínculos en tensión

Uno de los datos más contundentes del informe señala que el 36% de las personas reconoce tener un uso problemático del celular, mientras que el 37% utiliza el teléfono más de seis horas diarias. Esta dependencia no es neutra: para el 30% afecta negativamente la vida social y para el 43% impacta de manera negativa en la relación con niños, niñas y adolescentes 

En el universo adulto, más de la mitad revisa el celular cada quince minutos y un 26% admite hacerlo “en todo momento”, incluso durante reuniones familiares o con amistades. Esa “presencia ausente” aparece reiteradamente en los testimonios recogidos por la Defensoría como una de las consecuencias más visibles del uso desmedido de pantallas.

Infancias hiperconectadas

El informe revela que el 69% de los adultos permite el uso del celular a niños, niñas y adolescentes, y que el 34% de ellos lo utiliza más de seis horas al día. Además, el 28% de las personas adultas no controla qué contenidos consumen las infancias, lo que incrementa la preocupación por la exposición a material inapropiado, la adicción y la interacción con desconocidos 

Las propias infancias reconocen una relación intensa con el dispositivo: uno de cada cinco afirma revisar el celular en todo momento y una parte significativa admite no tener registro del tiempo real de uso.

Pantallas y escuela: concentración en riesgo

En el ámbito educativo, los datos también son elocuentes. El 69% de los estudiantes usa el celular en la escuela, incluso en establecimientos donde su utilización está formalmente restringida. El 36% afirma que el teléfono afecta su concentración en clase y el 31% cree que perjudica su rendimiento académico, mientras que casi la mitad se mostró a favor de suspender su uso en las aulas 

Especialistas consultados coinciden en que el uso constante del celular fragmenta la atención y dificulta los procesos de aprendizaje prolongados, lo que plantea un desafío estructural para el sistema educativo.

Otro capítulo crítico del informe es el uso del teléfono mientras se conduce. Aunque el 77% de las y los conductores considera muy peligroso usar el celular al volante, el 42% no toma ninguna medida para evitarlo. Un 12% reconoció haber tenido algún incidente vinculado a esta práctica, desde maniobras bruscas hasta choques o multas 

La Defensoría advierte que existe una brecha entre la percepción del riesgo y las conductas reales, lo que refuerza la necesidad de políticas de control, concientización y sanción efectiva.

Inteligencia artificial: uso masivo y debate abierto

El informe incorpora también un apartado específico sobre inteligencia artificial. Más del 70% de las personas utiliza IA siempre o casi siempre, principalmente con fines laborales, educativos o productivos. Sin embargo, un 26% asegura haber tenido problemas, vinculados sobre todo a respuestas incorrectas, expectativas incumplidas o dificultades técnicas 

En este punto, el 56% considera que el Estado debe regular la IA para proteger derechos frente a posibles riesgos, mientras que una minoría defiende un desarrollo sin regulaciones.

“No estamos en contra de las pantallas”

Al presentar el informe, Guido Lorenzino fue claro en el enfoque del organismo: “En este documento mostramos los datos recolectados a lo largo de este proceso, teniendo en cuenta que no estamos en contra de las pantallas, sólo queremos entender cómo influyen en nuestras vidas y pensar en estrategias para que su uso deje de ser un gran problema” .

El trabajo cierra con una serie de recomendaciones que van desde poner límites claros de uso, cuidar el sueño y evitar el celular al volante, hasta promover espacios de desconexión educativa y vínculos presenciales de calidad. La conclusión es contundente: las pantallas son herramientas centrales de esta época, pero el desafío es recuperar el control antes de que la dependencia se vuelva estructural.

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