La aprobación de la Ley de Financiamiento en la Legislatura bonaerense trajo alivio al gobierno provincial y también a los 135 municipios, que venían presionando por una herramienta que permitiera atravesar el cierre del año y planificar mínimamente el 2026. Sin embargo, los intendentes no ocultan la preocupación: el nuevo fondo llega en un contexto donde las administraciones locales aseguran estar “al límite”.
El Fondo de Fortalecimiento de la Inversión Municipal —garantizado en, al menos, $250.000 millones para el primer semestre del próximo año— será distribuido en un 70% mediante el Coeficiente Único de Distribución (CUD) y el restante 30% a través de programas provinciales de infraestructura, ambiente y transporte. También quedó incluida la condonación de deudas municipales vinculadas a los fondos COVID, uno de los reclamos más extendidos entre los jefes comunales.
Uno de los que siguió con mayor atención el debate fue el intendente de Rauch, Maximiliano Suescún (UCR), que desde hace semanas insistía en la urgencia de aprobar el financiamiento. “Este fondo realmente nos puede dar una mano importante. Si no recibíamos esta herramienta, íbamos a tener serias dificultades para seguir dando respuesta”, había planteado en declaraciones a C5N.
El jefe comunal volvió a describir un panorama delicado: “Estamos en un proceso complejo de las finanzas locales. En muchos distritos, la salud se lleva entre el 35% y el 40% del presupuesto. Con los recortes nacionales y la caída de recursos, seguir funcionando se hace cada vez más difícil”.
Sus planteos son coincidentes con los del Foro de Intendentes Radicales, que antes de la votación había pedido acompañar la iniciativa “para garantizar previsibilidad” en un escenario de alta demanda social y obras paralizadas. Desde distintos municipios también se advertía que sin nuevos recursos sería imposible cerrar el año sin ajustes severos en servicios esenciales como salud, educación, seguridad y mantenimiento urbano.
Por su parte, el Ejecutivo provincial destacó que la ley permitirá afrontar vencimientos de deuda, reactivar trabajos frenados y amortiguar la brusca caída de transferencias nacionales. Pero en el territorio, la urgencia es más tangible: sostener los hospitales municipales, cubrir salarios y evitar la interrupción de servicios básicos.
Aunque la sanción legislativa trajo alivio, Suescún mantuvo la cautela. “Necesitamos esta herramienta para atravesar un momento complejo. Sin financiamiento, los gobiernos locales íbamos a tener muchas dificultades”, reiteró.
El diagnóstico se repite en las intendencias de todos los signos políticos: la norma oxigena, pero no resuelve el cuadro estructural. Con la mirada puesta en el primer semestre de 2026, los jefes comunales coinciden en que, aun con financiamiento, los próximos meses seguirán siendo desafiantes.