La industria pesquera marplatense atraviesa uno de sus momentos más críticos en décadas y su último impacto lo marca el cierre definitivo de Marechiare, una de las firmas más tradicionales del Puerto, con más de 50 años de historia en la elaboración de conservas. La empresa confirmó que dejará de operar luego de meses sin producción y con su última actividad reducida a la venta online del stock remanente.
El final para Marechiare llega tras un año de caída del consumo interno, aumento constante de los costos operativos y una competencia cada vez más agresiva de productos importados, un combo que profundizó la crisis del sector del atún y las conservas. La empresa había intentado reconvertirse: incorporó un esquema como importadora, reforzó su presencia digital y apostó a un modelo comercial más flexible. Pero el deterioro del mercado terminó por imponer un límite.
“Nos vamos con la tristeza de cerrar un ciclo, pero con el orgullo de lo construido”, expresaron desde las redes oficiales al anunciar la decisión. En ese mensaje, reivindicaron la recuperación de la marca, las inversiones realizadas en los últimos años y su rol pionero en la venta online de conservas. Aun así, dejaron abierta una ventana para el futuro: “La vocación industrial permanece intacta”.
Un cierre que golpea la identidad productiva del Puerto
Durante décadas, Marechiare fue uno de los nombres propios del sector pesquero marplatense. Sus conservas de atún y productos enlatados estuvieron presentes en el mercado nacional y, en tiempos de mayor actividad, llegó a emplear a decenas de trabajadores.
Su salida deja un vacío simbólico en una ciudad cuya identidad productiva está estrechamente ligada al puerto y sus industrias. Ya sin actividad desde abril, la firma terminó por desvincular al pequeño equipo administrativo que aún sostenía las operaciones mínimas.
Federico Angeleri, director del grupo empresarial, afirmó que la situación llegó a ser “insostenible” y que el desenlace refleja el cuadro general de la industria pesquera argentina, hoy tensionada por la suba de costos, la caída de la demanda y la presión creciente de importaciones baratas que ingresan al país.
La caída de Marechiare se inscribe en una tendencia que preocupa a empresarios y gremios del ámbito pesquero: la pérdida de empresas con larga trayectoria, la reducción de planteles y la dificultad para sostener producciones que necesitan altos niveles de inversión y un mercado estable. Para Mar del Plata, el cierre implica no solo la desaparición de una marca icónica, sino también la confirmación de que la crisis industrial no es un fenómeno aislado.