El Gobierno oficializó durante las primeras horas del miércoles, un movimiento inesperado y de impacto al sistema de inteligencia argentino: la salida de Sergio Neiffert y el ascenso de Cristian Ezequiel Auguadra al frente de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). El decreto 852/2025, firmado por Javier Milei y Manuel Adorni, no solo cambia al “Señor 5”, sino que reordena las fichas en un área donde cada decisión es leída en clave de poder.
El final de la primera fase y el inicio de otra lucha interna
La gestión de Neiffert se había legitimado tras la aprobación del Informe de Gestión 2023-2024 por la Comisión Bicameral de Inteligencia. Esa validación le permitía avanzar con la primera etapa de la reestructuración del Sistema Nacional de Inteligencia, un proceso que incluyó actualización de protocolos, mejoras operativas y un intento de ordenamiento institucional.
Sin embargo, su salida se produjo en medio de tensiones que, hasta ahora, se mantenían en la penumbra. La pelea con el subsecretario administrativo José Lago Rodríguez y el deterioro de la relación con Santiago Caputo —el cerebro político del oficialismo— marcaron su desplazamiento. En paralelo, había comenzado a chocar con su propio reemplazante, Cristian Auguadra, quien desde Asuntos Internos manejaba información sensible y audiencias que generan fricción dentro de cualquier estructura de inteligencia.
Quién es Cristian Auguadra: el auditor que llegó a la cima
Contador público, de perfil bajo y formado en gestión de riesgos y auditoría, Auguadra nunca había tenido notoriedad fuera de los círculos técnicos. Su nombre sonó por primera vez cuando el macrismo lo impulsó para el Banco Ciudad. Mucho después, su llegada a la División de Asuntos Internos de la SIDE lo colocó en una posición estratégica conocida como la “cuarta agencia”, encargada de auditar operaciones, controlar el uso de fondos reservados y abrir sumarios internos.
Ese despacho, históricamente temido dentro del sistema de inteligencia, fue la plataforma desde la cual consolidó su vínculo con Santiago Caputo. Su ascenso ahora se lee como un triunfo del núcleo duro del oficialismo dentro del aparato de espionaje estatal.
La SIDE en disputa: control, reorganización y poder político
El rediseño de la SIDE impulsado por Milei en 2024 —cuando disolvió la AFI y recuperó la histórica denominación— creó una estructura de cuatro organismos: el Servicio de Inteligencia Argentino, la Agencia de Seguridad Nacional, la Agencia Federal de Ciberseguridad y la DAI. En ese entramado, Asuntos Internos se convirtió en un espacio de control interno tan relevante como conflictivo.
El nombramiento de Auguadra apunta a una segunda fase de transformación, con énfasis en modernización operativa, planificación estratégica y consolidación de controles. El discurso oficial promete una inteligencia “ágil, integrada y moderna”, y un servicio en sintonía con los desafíos geopolíticos y tecnológicos actuales.
Pero el movimiento también confirma que el manejo de la SIDE sigue siendo un terreno de disputa política, donde la figura de Caputo concentra una influencia cada vez más visible. El ascenso del funcionario de su confianza termina de sellar ese dominio.
La salida de Neiffert no puede leerse solo como un recambio administrativo. Representa el cierre de una etapa, el reordenamiento de fuerzas dentro del Gobierno y un paso más en la consolidación del control político sobre el espionaje. El nuevo “Señor 5”, con un perfil técnico pero con fuertes alineamientos dentro de la mesa chica del poder, tendrá la responsabilidad de conducir una estructura en tensión permanente y de terminar la transformación iniciada el año pasado.