En un cierre de año marcado por la recesión y el desborde de la demanda social, el intendente de Berisso, Fabián Cagliardi, describió uno de los momentos económicos y administrativos más tensos desde la pospandemia. Con empresas que bajan sus persianas, ingresos municipales en caída y una asistencia social que se disparó, el jefe comunal apuntó con dureza contra la ausencia del Gobierno nacional: “Hoy no tenemos respuesta en nada”.
El intendente también se detuvo en el impacto emocional por la muerte de Juan José Mussi, histórico dirigente peronista: “A mí me golpeó muy fuerte. Era un hombre con la palabra justa y el consejo preciso”, recordó.
Empresas que cierran, ingresos en baja y municipalidades que absorben lo que dejó Nación
Cagliardi describió una situación económica que, según dijo, ya golpea el corazón productivo del distrito: “Las empresas se caen, los comercios cierran y los ingresos municipales se vienen abajo”. A eso se suma una carga extra sobre las arcas locales: el municipio debió multiplicar por 2,5 la asistencia social. “Subió un 150% lo que veníamos asistiendo. Nos estamos haciendo cargo de medicamentos, de jubilados, de situaciones que antes atendía el PAMI o el Ministerio de Desarrollo Social”.
La escena es repetida: familias enteras que trabajan pero no logran cubrir sus gastos básicos y terminan en el municipio pidiendo ayuda. “Papá y mamá trabajan y aun así no llegan. La gente termina en la puerta del municipio”, resumió.
“Llamamos a Nación y no atienden”: obras paralizadas y empleos perdidos
El intendente fue categórico al describir la relación con el Gobierno nacional: “Llamamos y no nos atienden. Es tristísimo”. Recordó incluso un intento fallido por reunirse con responsables de obras públicas en YPF: “No estaba, había un problema político…”. Cagliardi dijo haber insistido en que en Berisso también viven vecinos que votaron a La Libertad Avanza: “Cuando gestionamos, lo hacemos para todos”.
A la falta de interlocución se suma la parálisis de la obra pública: proyectos con contratos firmados que dejaron de pagarse y dejaron sin trabajo a cientos de personas. “Un montón de gente que vivía de la obra pública hoy está sin empleo y la está pasando muy mal”.
Industria frenada y un tejido social cada vez más frágil
Berisso arrastra una tradición industrial que en los últimos años intentó ser revitalizada con la puesta en marcha del polo en el exfrigorífico Swift. “Instalamos más de 60 empresas”, señaló. Pero hoy, muchas evalúan poner el pie en el freno: la caída del consumo, la recesión y tasas crediticias imposibles frenan nuevas inversiones. Esa crisis económica, advirtió, ya se traduce en conflictos dentro de los hogares: “Aumentan las tensiones, la violencia de género, los chicos en la calle, las familias angustiadas”.
Un 2026 “muy difícil” y el temor por la apertura importadora
Para Cagliardi, el año próximo no traerá alivio. La apertura irrestricta de importaciones, dijo, amenaza con generar más desempleo y paralizar aún más la industria local. “Va contra la industria nacional. Muchas empresas van a tener que parar y no sabemos cuántas van a sobrevivir”. También cuestionó el financiamiento externo anunciado por el Gobierno nacional, que consideró insuficiente y riesgoso: “Prometieron 20.000 millones, terminaron siendo 5, y a cambio entregamos parte de la soberanía”.