La situación financiera de las familias argentinas se deteriora cada vez más, con una morosidad récord en septiembre según el Banco Central (BCRA). El informe oficial revela que la irregularidad en los hogares alcanzó el 7,3%, el nivel más alto desde 2010, impulsada por el aumento en préstamos personales y tarjetas de crédito.
Los préstamos personales lideraron el incremento, llegando al 9,1%, su mayor valor en más de una década, mientras que las tarjetas de crédito subieron al 7,4%. En ambos casos, las altas tasas de interés y los límites no actualizados complican el panorama para los consumidores. En contraste, los créditos hipotecarios se mantuvieron estables en un 0,9%.
Las tasas de interés, que promedian el 82% para préstamos personales, siguen siendo un obstáculo clave. El BCRA reportó una primera baja real del 0,3% en créditos personales en octubre, pero analistas como Guillermo Barbero advierten que el alivio es insuficiente y que se necesitan plazos de financiación más largos para reactivar el crédito.
En el sector empresarial, la morosidad también subió, aunque de forma más moderada, alcanzando el 1,7%. Los créditos con garantía prendaria fueron los más afectados. En términos generales, la irregularidad total (hogares y empresas) llegó al 4,2%, el mayor nivel en casi tres años.
El escenario refleja un acceso al crédito cada vez más restringido y costos financieros que presionan a hogares y sectores productivos. Para expertos, la baja en tasas es un paso necesario, pero no suficiente para revertir la tendencia. La incertidumbre sigue pesando sobre el consumo y la economía en general.