El Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires encendió nuevamente las alarmas ante el marcado aumento de casos de coqueluche (tos convulsa), un brote que ya acumula cifras preocupantes y que expone un problema de fondo: la caída en las coberturas de vacunación.
Según el último Boletín Epidemiológico bonaerense, hasta el 8 de noviembre se notificaron 984 casos sospechosos en lo que va del año. De ellos, 235 fueron confirmados y 164 se mantienen como probables. La curva ascendente es vertiginosa: hace menos de un mes apenas se registraban 63 casos confirmados, lo que implica un salto del 273% en tres semanas.
La situación es especialmente grave por el impacto en menores de edad. Ya se contabilizan cinco muertes por la enfermedad, de pacientes que tenían entre un mes y dos años. Cuatro de ellos estaban en edad de recibir la vacuna pero no tenían ninguna dosis aplicada, mientras que el quinto, un recién nacido, no contaba con protección porque su madre no recibió la vacuna dTpa durante el embarazo, una herramienta clave para transferir anticuerpos al bebé en las primeras semanas de vida.
El informe sanitario señala además que durante 2025 la cobertura de vacunación contra la coqueluche quedó por debajo de la meta del 83% en todas las regiones sanitarias de la provincia. La tendencia afecta tanto a las primeras dosis de la infancia como a las indicadas para personas gestantes, lo que agrava el riesgo epidemiológico en los grupos más vulnerables.
Ante este panorama, la cartera de Salud volvió a insistir en la importancia de completar los esquemas y mantener las aplicaciones al día, especialmente en bebés, niños pequeños y embarazadas. La vacunación, remarcan, es la herramienta central para frenar la circulación de una enfermedad que, aunque prevenible, puede ser letal en edades tempranas si no se cuenta con la protección adecuada.