El Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires resolvió esta semana bloquear el acceso a la plataforma de videojuegos Roblox en todos los establecimientos educativos porteños. La decisión, de carácter preventivo, fue adoptada tras la denuncia de familias por un presunto caso de grooming ocurrido fuera del ámbito escolar, que encendió las alarmas sobre el uso de la aplicación dentro de las aulas.
Para la Licenciada en Psicología Daniela Gasparini, especialista en la problemática de Trata de Personas, Género y Derecho, acerca del abuso sexual infantil en Argentina, la medida es “acertada, pero incompleta”. En diálogo con InfoMiBa, sostuvo que “bloquear Roblox en las escuelas está bien, pero no alcanza si no se acompaña con políticas de concientización y educación digital”.
“La prohibición puede tener el efecto contrario —explicó—. Cuando se les prohíbe algo a niños y adolescentes, muchas veces se vuelve más atractivo. Además, fuera de la escuela siguen teniendo acceso a la plataforma, incluso junto a sus compañeros. Lo que hay que hacer es hablar, informar, y darles herramientas emocionales y psicológicas para que puedan reconocer los riesgos”.
Por qué Roblox preocupa
Gasparini describió a Roblox como “una plataforma lúdica y creativa que esconde una estructura mucho más compleja y riesgosa”. Con más de 380 millones de usuarios semanales en todo el mundo, la aplicación permite que personas de cualquier edad interactúen sin controles de identidad estrictos.
“Cualquiera puede crearse un perfil falso, poner una edad que no tiene o usar una identidad adulterada. Eso abre la puerta al contacto de adultos con menores de edad con intenciones delictivas”, advirtió.
La especialista recordó que el delito de grooming —incorporado al Código Penal hace más de una década— consiste en que “un adulto, a través de medios digitales, busca ganarse la confianza de un niño o adolescente con fines de abuso sexual”. Según explicó, la virtualidad amplificó el alcance de los pederastas: “Desde una computadora, un abusador puede contactar y abusar en simultáneo de varios chicos, algo impensable hace veinte años”.
Las señales de alerta
Gasparini remarcó la importancia de la detección temprana: “Salva vidas”. Entre las señales que deben observar padres y docentes, mencionó cambios bruscos de humor, aislamiento, insomnio, regresiones conductuales, dependencia excesiva de pantallas y abandono de actividades habituales.
“Los pederastas buscan aislar al niño, alejarlo de sus padres y amigos para convertirse en su único vínculo de confianza. Cuando un chico deja de hacer cosas que antes disfrutaba o se encierra frente a la pantalla, hay que prestar atención”, alertó.
Además, recomendó establecer controles parentales, conversar sobre los juegos en línea y enseñar a los chicos a no chatear con cámaras ni enviar fotos o videos personales. “El diálogo y la confianza son las herramientas más poderosas que tenemos los adultos”, subrayó.
Qué hacer ante un posible caso
Si se detecta una situación sospechosa, Gasparini fue contundente: “No hay que minimizar. Hay que escuchar, creer y acompañar”. Recomendó no borrar el contenido ni confrontar con el agresor, y realizar la denuncia de manera inmediata.
Entre las líneas habilitadas, recordó la 137 (violencia familiar y sexual), la 102 (niñez y adolescencia) y la 145 (trata y explotación de personas), disponibles en todo el país. “La justicia debe actuar para evitar que el abusador reincida, pero para eso la denuncia es clave”, enfatizó.
Educación, leyes y contención: las deudas pendientes
La especialista señaló tres desafíos estructurales:
Prohibir no educa
Consultada sobre la restricción del uso de celulares en las escuelas —otra medida reciente del Gobierno porteño—, Gasparini consideró que “no alcanza con prohibir”. “Está bien limitar el uso de pantallas en el aula, pero el foco tiene que estar en formar ciudadanos digitales críticos. La tecnología es parte de su vida y no podemos aislarlos de ella. Lo que tenemos que hacer es enseñarles a usarla con conciencia y cuidado”, concluyó.
La decisión de bloquear Roblox ya fue replicada por Córdoba, que dispuso la misma medida en su sistema educativo. Sin embargo, especialistas y autoridades coinciden: la restricción es solo el primer paso. En línea con lo que sintetizó Gasparini: “Prohibir Roblox no va a evitar el delito de grooming. Lo que puede evitarlo es hablar, educar y acompañar a nuestros chicos. Esa es la verdadera protección”.