
El anuncio del Gobierno nacional de llevar a cero, hasta el 31 de octubre, las retenciones a varios complejos agroexportadores volvió a despertar polémicas en el interior bonaerense. En esta ocasión, el diputado provincial de la Coalición Cívica (CC) por la Cuarta sección, Luciano Bugallo, sumó su voz crítica a la de otros referentes opositores.
La mirada de Bugallo: apoyo con reparos
Si bien Bugallo reconoció que “toda baja o reducción de las retenciones se celebra”, dejó en claro que no comparte el espíritu que guía la decisión de Javier Milei. Para el legislador, la eliminación temporaria responde más a una urgencia fiscal que a una convicción estructural respecto de la necesidad de desmontar lo que considera un impuesto distorsivo.
“No las eliminan porque piensen que son un impuesto distorsivo, sino lo extenderían en el tiempo”, sostuvo en diálogo con Diputados Bonaerenses. En ese sentido, advirtió que los productores que liquidaron la semana pasada quedaron en desventaja por la falta de previsibilidad en la política agropecuaria: “Los embromaron olímpicamente”.
Retenciones: números y tiempos
Hasta el anuncio del Ejecutivo, las retenciones a la carne aviar y vacuna eran del 5%; las del maíz y sorgo, del 9,5%; y las del girasol, del 5,5%. En el caso de la soja, se ubicaban en 26% y 24,5% según el producto. Con la nueva medida, todas pasarán a cero, aunque únicamente hasta el 31 de octubre, fecha que coincide con el tramo final de la campaña electoral.
Este límite temporal es uno de los principales puntos de cuestionamiento: según Bugallo, se trata de un “manotazo de ahogado de último momento” que busca oxigenar al Banco Central más que beneficiar a los productores.
Bugallo insistió en que el camino correcto sería una reducción gradual, con horizonte definido hacia el 0%, que permita a los productores planificar sus inversiones. “Es preferible una reducción gradual en el tiempo sabiendo que se va a llegar a cero y no estos manotazos”, reiteró.
Entre la política y la economía
La discusión revela un doble trasfondo: por un lado, la tensión entre las necesidades fiscales del gobierno nacional, urgido por fortalecer las reservas del Banco Central; por otro, la demanda del agro de contar con reglas claras y permanentes.
Para Bugallo, la medida, lejos de ser un alivio estructural, se presenta como un salvataje financiero de corto plazo: “Uno está de acuerdo con las retenciones cero, pero el tema es que esto es un salvataje para el Banco Central sin pensar en el productor, que en casos como los tambos tienen que comprar alimento que está a precio dólar”.