
La elección del último domingo en la provincia de Buenos Aires dejó un resultado inmediato en las urnas y un efecto colateral de largo alcance: abrió la carrera por la sucesión de Axel Kicillof en 2027. Aunque todavía faltan más de dos años para esa cita, el mapa político se reacomoda a partir de los números que el peronismo consiguió en las principales secciones electorales.
El gobernador bonaerense, que ya no podrá aspirar a una nueva reelección, se proyecta con una figura de alcance nacional. No son pocos los que lo ubican en la grilla presidencial y, de hecho, su estilo confrontativo frente a Javier Milei empieza a colocarlo como uno de los polos de oposición más nítidos. Pero mientras el mandatario ensaya movimientos en clave nacional, en la provincia ya se desató la danza de nombres para disputar el sillón de Dardo Rocha.
Federico Achával, el puente del peronismo
El intendente de Pilar, Federico Achával, aparece como una de las cartas más potentes. Sostiene desde hace tiempo una de las mejores imágenes en el conurbano, con mediciones sistemáticas que lo muestran en ascenso. Su principal activo es la capacidad de diálogo: se mueve con naturalidad entre las diferentes tribus del peronismo —kicillofistas, camporistas y sectores tradicionales— y también hacia afuera, con vínculos fluidos con empresarios e industriales. Esa amplitud lo posiciona como un dirigente capaz de tejer consensos en un espacio donde las internas suelen ser letales.
Gabriel Katopodis, la legitimidad de las urnas
Otro nombre fuerte es el de Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura bonaerense y ex titular de Obras Públicas de la Nación. El domingo logró un contundente triunfo en la primera sección electoral frente a Diego Valenzuela (PRO), quien ya había blanqueado sus intenciones de disputar la gobernación en 2027. La victoria le otorga a Katopodis la legitimidad de los votos y lo coloca en la primera línea de aspirantes. A su favor juega la experiencia: intendente de San Martín, ministro nacional y hoy funcionario provincial, combina gestión territorial con trayectoria de gobierno.
Leonardo Nardini, el intendente récord
Si se trata de respaldo electoral, pocos pueden exhibir las cifras de Leonardo Nardini en Malvinas Argentinas. Con el 68% de los votos y una diferencia de 45 puntos frente a La Libertad Avanza, fue el intendente testimonial más votado. Su gestión, transformadora a nivel local, le permitió consolidar una altísima valoración: un informe de CB Consultora lo ubica con un 62,7% de imagen positiva, la más alta del conurbano. Con nueve años de experiencia en el municipio, “Leo” Nardini es hoy uno de los dirigentes con mayor proyección a futuro.
Mayra Mendoza y el clamor camporista
La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, también aparece en la grilla. Electa diputada provincial por la tercera sección, su candidatura contaría con el aval de Máximo Kirchner y, eventualmente, con la venia de Cristina. Dentro de La Cámpora, su figura combina la militancia territorial con un perfil combativo que la hace atractiva para un sector que busca reposicionarse tras los cimbronazos de los últimos años.
Massa, Bianco y otros nombres en danza
El operativo clamor en redes sociales por Sergio Massa como candidato a la gobernación fue una señal no menor. El líder del Frente Renovador, que en 2023 quedó a tres puntos de la Presidencia, mantiene influencia en el armado y su rol como articulador sigue siendo valorado.
Más cerca del riñón de Kicillof asoman nombres como Carlos Bianco, actual ministro de Gobierno, considerado la mano derecha del gobernador, y Andrés “Cuervo” Larroque, siempre expectante en las discusiones de poder. También figuran dirigentes como Julio Alak (La Plata) y Jorge Ferraresi (Avellaneda), aunque con menor volumen competitivo por ahora.
Un punto de partida
Con más de dos años por delante, la carrera hacia 2027 recién comienza, pero los comicios del domingo actuaron como un disparador. La provincia de Buenos Aires es el corazón electoral del país y quien logre imponerse en ese territorio tendrá un rol decisivo en el futuro del peronismo. Kicillof, mientras tanto, parece dispuesto a proyectar su liderazgo a nivel nacional. Lo que ocurra en el tablero bonaerense será, sin dudas, parte de esa ecuación con tres posibles escenarios de disputa: consolidar el “kicillofismo” como corriente autónoma dentro del peronismo, manteniendo la centralidad del poder en La Plata y proyectando a Kicillof hacia la Casa Rosada; habilitar la avanzada camporista capitalizando la fuerza territorial en la tercera sección electoral y garantizar la continuidad de una conducción más ligada a Cristina; o bien apostar a una nueva síntesis de unidad con el massismo como articulador ante una hiperfragmentación.