
La elección legislativa del 7 de septiembre en Buenos Aires no fue simplemente una renovación parlamentaria. Fue un referéndum a cielo abierto sobre la gestión provincial, el modelo de Estado y la narrativa política nacional. Con el 82% de las mesas escrutadas y una participación del 63,25% —muy por encima de lo previsto—, Fuerza Patria obtuvo 46,93% de los votos, dejando a La Libertad Avanza en 33,85%, mientras que Somos Buenos Aires y el Frente de Izquierda apenas alcanzaron 5,41% y 4,37%, respectivamente.
El triunfo se expresó con densidad territorial: Kicillof ganó en seis de las ocho secciones electorales y en 99 de los 135 municipios bonaerenses. En la Tercera sección, que concentra gran parte del padrón, alcanzó un 53,7%, evidenciando un respaldo popular que excede la coyuntura y otorga legitimidad a su liderazgo.
La estrategia del desdoble y su impacto político
La decisión de separar las elecciones provinciales de las nacionales -otrora cuestionada- fue sin dudas un movimiento estratégico que le permitió a Kicillof provincializar el debate y blindar su gestión. Evitó la confrontación directa con Javier Milei y la agenda nacional, al tiempo que consolidó su perfil técnico y territorial, menos verticalista que el kirchnerismo tradicional.
Esta estrategia, aunque resistida por sectores internos, maximizó la visibilidad de su gestión, permitiendo que los votantes evaluaran directamente su gobierno, sus políticas sociales y su cercanía con la ciudadanía. Como señaló Kicillof desde el búnker en La Plata:
"Llegamos hasta acá acompañando a los que resisten y a los que luchan. Así vamos a seguir gobernando la provincia, recorriendo, acompañando y escuchando, sin utilizar el discurso de odio que quieren imponer hoy."
Discurso contundente: la voz de un mandato ciudadano
El gobernador aprovechó la victoria para enviar un mensaje claro al Gobierno nacional y reafirmar su propuesta de gestión: "Las urnas le explicaron al presidente que no se le puede pegar a los jubilados, ni abandonar a las personas con discapacidad; gritaron que no se puede desfinanciar la salud, ni la educación, ni la ciencia ni la cultura en Argentina."
"Llegamos hasta acá y ganamos recorriendo, estando cerca en todos los rincones de la provincia, de nuestro pueblo y de nuestra gente. Así vamos a seguir gobernando la provincia", insistió y redobló: "Las urnas hablaron y sobre todo, llegamos hasta acá y ganamos sin estafar a nadie. Le digo a mi gente afuera, para las corporaciones, para los que más quieren escuchar al pueblo, gobernar para el pueblo."
"Entre quien gobierne, el bonaerense es un pueblo solidario. Compañeras, pueblo, gracias, felicitaciones, gran jornada, gran jornada democrática." Estos fragmentos reflejaron el tono de Kicillof: firme, territorial y orientado a la gestión, alejado del enfrentamiento y del discurso de confrontación nacional.
El Kicillofismo: consolidación y proyección
El resultado no solo reafirma el peso del peronismo en la provincia; marca el nacimiento del Kicillofismo, entendido como un espacio político con identidad propia dentro del kirchnerismo, basado en gestión, territorialidad y legitimidad popular.
De este modo, Axel Kicillof se consolida como el principal opositor al Gobierno nacional, con herramientas y legitimidad para:
No obstante, los riesgos persisten: la tensión con sectores internos como La Cámpora, la presión de la agenda nacional y la necesidad de ampliar la coalición para sostener la gobernabilidad serán desafíos constantes.
El aplastante triunfo de Fuerza Patria en Buenos Aires no solo refleja un mandato popular, sino que consolida el liderazgo de Kicillof y da origen a una corriente política con sello propio: el Kicillofismo. La participación histórica del 63% y la amplia diferencia sobre La Libertad Avanza refuerzan que su estrategia de desdoble y gestión territorial fue acertada, proyectándolo como el principal opositor con base sólida y futuro político nacional. "Las urnas hablaron: gobernar para el pueblo, defender derechos y fortalecer la democracia," concluyó Kicillof, sintetizando el mensaje de una jornada que quedará grabada en la historia política bonaerense.