
La Unión Cívica Radical (UCR) bonaerense atraviesa un momento de definiciones y tensiones internas. Miguel Fernández, presidente del centenario partido analizó el presente de la fuerza y reconoció que la falta de acuerdos impidió que el radicalismo compitiera con lista propia en las elecciones legislativas de 2025.
En diálogo con Política del Sur, señaló que la principal dificultad estuvo en la conducción partidaria: “Es difícil llevar adelante cualquier organización, y un partido político también, con un doble comando. Cuando hay dos cabezas obligadas a coincidir para marcar el rumbo, se complica la toma de decisiones”, remarcó.
División en las listas
El dirigente explicó que, si bien en septiembre lograron articular posiciones comunes, la situación cambió de cara a octubre. Ante la imposibilidad de lograr consensos, las distintas líneas internas terminaron participando en espacios diferentes: un sector junto a Florencio Randazzo y otro en alianza con la Coalición Cívica, encabezada por López, con el respaldo de la radical Elsa Allende Rosas. “Había voluntad de competir con boleta propia de los intendentes radicales, pero al no ponernos de acuerdo fue imposible. Eso es algo que tendremos que resolver de aquí en adelante”, reconoció.
Un proyecto alternativo
Fernández puso el foco en la necesidad de construir consensos de cara al futuro: “Lo que falta en la política no son nombres, sino proyectos. Debemos generar una propuesta alternativa a los extremos que hoy dominan la escena. La discusión no puede quedar solo en candidaturas, sino en una visión de país”, planteó, mirando hacia 2027.
En esa línea, defendió la importancia de un proyecto con “anclaje en la realidad” y basado en la experiencia de intendentes y gobernadores radicales: “Esa es la discusión más valiosa que viene por delante, más allá de quién integre o no las listas”.
El presidente electo de la UCR bonaerense también cuestionó la dinámica electoral nacional: “Los extremos necesitan de la polarización, pero en realidad terminan siendo lo mismo con distinto perfil económico”. Asimismo, expresó preocupación por el creciente desencanto ciudadano: “Lo más dramático es la cantidad de argentinos que directamente no va a votar. Hoy esa es la fuerza política mayoritaria, la de los que no se sienten representados por nada”.
Fernández insistió en que el radicalismo debe trabajar para ofrecer una alternativa “a los que no se sienten convocados por el blanco o el negro”.
Un debate postergado
Sobre la interna radical, anticipó que será una discusión inevitable después de las elecciones de octubre: “Sé que para muchos es un proceso difícil de comprender, incluso dentro del propio radicalismo. Pero lo que está claro es que ninguna organización puede conducirse con doble comando. Cuando no existen ámbitos de debate claros, resulta muy complejo tomar decisiones”, concluyó.