
El mensaje, grabado en el Salón Blanco y emitido este viernes por la noche, buscó fijar posición en medio de una escalada de tensión con el Congreso y en la antesala de las elecciones legislativas de octubre.
Acompañado por el ministro de Economía, Luis Caputo; el presidente del Banco Central, Santiago Bausili; el viceministro José Luis Daza y el vice del BCRA, Vladímir Werning, Milei presentó un paquete que endurece el marco fiscal. El lunes firmará una resolución que prohíbe al Tesoro financiar el gasto primario con emisión monetaria y enviará un proyecto de ley que penaliza la aprobación de presupuestos nacionales con déficit fiscal, incluyendo sanciones a legisladores y funcionarios que incumplan la regla de equilibrio o superávit.
“Cada peso nuevo que quieran gastar tiene que tener nombre y apellido, decir de dónde sale y a quién se lo sacan”, advirtió el mandatario, al tiempo que vinculó las leyes vetadas —como la de aumento a jubilaciones, la moratoria previsional y la emergencia en discapacidad— con un “engaño demagógico” que “toma a los ciudadanos como idiotas” y que, según sus cálculos, implicaría un gasto anual de 2,5% del PBI.
Un mensaje económico con trasfondo electoral
Más allá de lo técnico, la puesta en escena y el tono fueron abiertamente políticos. Milei acusó al Congreso de “sabotaje y obstrucción” y planteó la disputa como un choque entre “una fuerza imparable” (su programa de reformas) y “un objeto inamovible” (la mayoría opositora). Señaló que las elecciones de octubre serán la oportunidad de resolver esa “paradoja” y pidió un Parlamento alineado para “avanzar más rápido” con los cambios.
El Presidente volvió a utilizar la narrativa del orden fiscal como condición indispensable para el crecimiento genuino y el fin de la inflación, proyectando que “para el año que viene” el alza de precios “va camino a desaparecer”. Sin embargo, la viabilidad de ese escenario dependerá no solo del cumplimiento estricto del equilibrio fiscal, sino también de la capacidad de gestión en un clima legislativo hostil y con sectores sociales en alerta por los permanentes recortes.
El blindaje como estrategia de poder
Las medidas anunciadas no solo tienen un objetivo económico, sino que apuntan a reforzar el margen de maniobra político de Milei. Al formalizar la prohibición de financiamiento monetario y proponer sanciones por aprobar gastos sin respaldo, busca institucionalizar su programa fiscal, limitando la capacidad del Congreso, llevando a los límites la institucionalidad y el respeto de los poderes.
El endurecimiento también es una señal a los mercados y a su base electoral: el Presidente ratificó este viernes que no cederá ante presiones políticas ni demandas de aumento del gasto. De hecho, cerró su discurso con un desafío directo: “Si quieren volver atrás, me van a tener que sacar con los pies para adelante”.
En este cruce, el oficialismo apuesta a que el enfrentamiento con el Congreso se convierta en un eje central de la campaña, presentando a cara descubierta, las legislativas como un plebiscito sobre su plan económico. Para la oposición, en cambio, el reto será mostrar que la defensa del gasto social no es sinónimo de desorden fiscal, disputando el terreno narrativo que Milei intenta monopolizar.