
La pretendida fusión entre el PRO y La Libertad Avanza (LLA) en la provincia de Buenos Aires, que los amarillos celebraron semanas atrás como un acuerdo estratégico para garantizar bancas en la Legislatura, empieza a resquebrajarse más rápido que inmediatamente. Y es que la resistencia de los intendentes amarillos a “libertarlizarse” crece en varios distritos, exponiendo una crisis silenciosa que amenaza con desarmar la alianza antes de su consolidación.
Aunque Karina Milei y Cristian Ritondo intentaron garantizarles protagonismo en el cierre de listas a los 13 intendentes del PRO bonaerense, las negociaciones no lograron sofocar los conflictos locales. Lejos de lograr cohesión, la alianza se enfrenta hoy a una rebelión dispersa pero persistente.
Primeras rupturas: Pergamino, Puan y la Segunda sección
Uno de los casos más resonantes es el de Javier Martínez, intendente de Pergamino, quien oficializó su salida del acuerdo con los libertarios y anunció su incorporación a HECHOS, el nuevo espacio creado por los hermanos Santiago y Manuel Passaglia de San Nicolás. La decisión de Martínez se explica en la imposición de LLA de quedarse con el 70% de la lista, lo que consideró inadmisible. “Con Manuel Passaglia y Paula Bustos vamos a competir desde un lugar claro: al kirchnerismo no se le gana discutiendo, se le gana con hechos”, declaró Martínez, reivindicando la gestión localista, el superávit fiscal y la reducción del empleo público como sus banderas.
En Puan, distrito gobernado por Diego Reyes, el PRO también rompió con La Libertad Avanza y decidió competir por fuera, en un gesto de autonomía ante la presión libertaria.
La Segunda sección electoral concentra buena parte de la resistencia. HECHOS, el partido de los Passaglia, avanza con listas propias no solo en San Nicolás y Pergamino, sino en Ramallo, San Pedro, Baradero, Zárate, Salto, Rojas, Colón, Exaltación de la Cruz, San Antonio de Areco, Carmen de Areco, Arrecifes, Capitán Sarmiento y San Andrés de Giles. La expansión del nuevo espacio evidencia el vacío político que dejaron tanto el PRO, hoy subsumido a Milei, como un peronismo sin renovación visible.
Fracturas en Junín, 9 de Julio y Lincoln
En Junín, desde el entorno del intendente Pablo Petrecca reconocen que “los pedidos de LLA no cumplen con lo acordado hasta el momento”, y las fricciones podrían derivar en un quiebre si los libertarios insisten en imponer su distribución de listas. Mientras que en 9 de Julio, la gestión de María José Gentile también rechaza la propuesta de LLA de ofrecerle solo el 4º o 5º lugar en las listas, una ubicación testimonial que no refleja el peso territorial del PRO en ese distrito.
En Lincoln, la concejal Adela “Cuti” Walberg oficializó su alejamiento del armado libertario con un comunicado lapidario: “No voy a renovar mi banca, no seré parte del proceso electoral ni de la alianza de LLA con el ritondismo local. Esa lista la integran algunos capaces de arrastrarse por una migaja”.
Sin tierra y el éxodo silencioso
La rebelión no se limita a intendentes en ejercicio. En distritos sin gestión propia del PRO, los llamados “sin tierra” también abandonan el frente libertario. En Tandil, el jefe del bloque PRO local, Juan Manazzoni, y el radical Marcos Nicolini (ex candidato de Bullrich) se sumaron al armado de HECHOS, ampliando la fuga de dirigentes hacia el espacio Passaglia. En Rauch, el PRO confirmó que mantendrá su alianza tradicional con la UCR, que gobierna con Maximiliano Suescun, desechando así cualquier acercamiento formal con La Libertad Avanza.
Un experimento que naufraga
A contramano del discurso triunfalista de hace una semana y de los esfuerzos denodados de los máximos referentes del acuerdo, la alianza Milei-Ritondo enfrenta su prueba más difícil: la resistencia de los intendentes a ceder identidad y territorio a cambio de lugares en listas dominadas por armadores libertarios sin anclaje local. La estrategia de Milei de “comprar estructuras” tropieza con los egos, la experiencia de gestión y la supervivencia política de los jefes comunales que además resisten a las políticas de motosierra del presidente.
Así, el PRO bonaerense se fragmenta entre quienes aceptan el tutelaje libertario y quienes, como Martínez, Reyes, Petrecca, Gentile y Walberg, exploran caminos alternativos para sostener su capital político. La rebelión amarilla está en marcha. Resta ver si se convierte en un fenómeno provincial capaz de desafiar la hegemonía Milei-Ritondo o si quedará diluida en la polarización extrema.