
Por séptimo año consecutivo, el Observatorio Socioeconómico de la UCALP presentará el próximo miércoles 11 de junio, a las 18, el Indicador de Integración y Desarrollo del Gran La Plata 2024, con un exhaustivo relevamiento de más de 260 barrios, a través de múltiples variables. El evento, que se realizará en la facultad de Derecho y Ciencias Políticas -calle 57 entre 13 y 14-, contará con la presencia del Arzobispo y Gran Canciller de nuestra Universidad, monseñor Gustavo Carrara.
La primera experiencia con este Indicador fue en 2017, cuando inauguraron sus recorridas por los barrios para rastrear el estado estructural de cada uno de ellos, enfocándose en el acceso a la energía, agua potable y tratamiento de residuos. Con el paso del tiempo, fueron incorporando otras variables, como la conectividad, los factores contaminantes y el asfalto de las calles internas.
Los fundadores de este espacio, Rodrigo Martin y Paulo Bernardo, destacaron qué novedades traerá el nuevo relevamiento. “Profundiza mucho más el análisis que veníamos haciendo. En 2019, incorporamos una variable que era la presencia de instituciones en los barrios y su cercanía. Ahora, quisimos dar un paso más y comprobar el rol de ellas y el capital social que hay dentro de los barrios. Incluso, ver las relaciones humanas que se tejen allí”.
Este nuevo Indicador, al que definen como más cercanos a la gente y sus vivencias, los llevó a buscar la sensibilidad y vulnerabilidad de los habitantes de cada asentamiento. “Propusimos buscar en las cohesiones sociales, sus vinculaciones y cómo están en relación a eso. Entonces, dejó de ser un poco sobre las variables estructurales y frías, para pasar a ser sobre las blandas y de calor que tiene el mismo pueblo”, mencionaron.
La evolución del relevamiento y la estructura
De igual manera, reconocen una evolución dentro del equipo que se encarga de visitar cada lugar. “Hacerlo durante siete años consecutivos te otorga una percepción más fina de lo que pasa en el barrio. Arrancamos en 2017 relevando datos en papel y ahora ya utilizamos tecnología e inteligencia artificial. También, las variables fueron cambiando: comenzamos con las estructurales y hoy terminamos hablando de sensibilidad y de las redes comunitarias”.
Una de las claves para profundizar lo observado en cada recorrida fue la constancia -ni la pandemia interrumpió esta labor- y sostener el grupo de trabajo (foto). “Como el mismo equipo que estuvo en el primer Indicador participó en este, tenemos un conocimiento mucho más profundo de los asentamientos, ya que los visitamos a todos e interactuamos desde hace tiempo con los actores de cambio y referentes territoriales”.
En cuanto a la estructura interna del Observatorio, se incorporaron nuevos recursos humanos y se dieron avances para mejorar el campo de intervención. En la actualidad, sus fundadores señalaron cuatro patas esenciales: 1) Innovación, con un área que coordina Luciano Bizin, para desarrollar análisis de datos y empleo de inteligencia artificial; 2) Territorio, con la organización de los relevamientos y el contacto con los agentes de cambio; 3) Investigación, donde se producen materiales para profundizar todas las problemáticas relevadas, y 4) Extensión, con talleres de, por ejemplo, nutrición y RCP, dictados por docentes y estudiantes de distintas carreras de la Universidad, y por referentes de otras entidades, como la Cruz Roja.