La batalla por el conurbano: La Libertad Avanza se lanza a devorar al PRO

Las elecciones del pasado 18 de mayo en la Ciudad de Buenos Aires abrieron la puerta a lo que fue más que un resultado. El triunfo del vocero presidencial, Manuel Adorni, con el 30,8% de los votos, reconfiguró el mapa político porteño y envió una señal de alerta hacia el conurbano bonaerense que se encuentra en plena tensión. El PRO, fuerza dominante desde 2007 en la capital, quedó tercero con apenas el 15,91% de los votos, una caída estrepitosa de 30 puntos respecto a las legislativas de 2021. Leandro Santoro, en tanto, quedó apenas a tres puntos del oficialismo libertario, consolidándose como principal figura opositora en la Ciudad.

En ese marco, la debacle del PRO no es solo un dato numérico. Representa una pérdida de identidad política y territorial. Y es que aquella fuerza que supo aglutinar el sentimiento antikirchnerista y gobernar en simultáneo la Nación, la Provincia y la Ciudad, hoy no lidera ninguna de esas trincheras. Peor aún, enfrenta un éxodo de dirigentes hacia las filas de La Libertad Avanza (LLA), como el caso de Diego Valenzuela en Tres de Febrero o el posible salto de Ramón Lanús en San Isidro, o el inefable Guillermo Montenegro en Mar del Plata, entre otros jefes comunales que espetan más que un coqueteo con las fuerzas del cielo.

LLA, por su parte, no pretende sellar alianzas por más que sus intentos de buenos modales así lo digan: busca devorar al PRO y consolidarse en la codiciada Provincia de Buenos Aires, especialmente en el conurbano, donde no logró imponerse en las ejecutivas de 2023. El plan es claro: avanzar municipio por municipio, capitalizando el desgaste y la debilidad de representación del PRO, que apenas conserva el sello y se refugia en figuras como Cristian Ritondo y Diego Santilli para mantener la estructura partidaria.
Negacionista de la migración del PRO a LLA, el diputado nacional Cristian Ritondo descartó que esto suceda y continuó insistiendo en un acuerdo de partidos para conformar un frente en la provincia de Buenos Aires que compita contra el peronismo. Algo que viene siendo visto con muy buenos ojos por parte del presidente Milei, quien no dudó en aclarar que “no necesitan a Macri” para alcanzar un acuerdo en PBA, dejando la figura del ex presidente, más obsoleta y afuera que este domingo.

Sin embargo, el camino para los libertarios no está despejado. Desde las últimas elecciones, los bloques de LLA en el conurbano se fragmentaron por internas, principalmente entre Sebastián Pareja y Santiago Caputo, y por conflictos con armadores locales. La desorganización se replicó en municipios como Merlo, Morón, San Martín, Avellaneda, Berazategui y Marcos Paz. Ante la falta de estructura, LLA se sostiene en el fervor por Javier Milei y en las órdenes que emanan desde la Rosada, principalmente de Karina Milei.

Baja participación y desafección electoral
Un dato que no pasó desapercibido fue la bajísima participación electoral en CABA: apenas votó el 53,35% del padrón, el índice más bajo desde la recuperación democrática. Lejos del “que se vayan todos” del 2001, el desinterés ciudadano hoy se expresa con la apatía. ¿Se puede trasladar ese comportamiento al conurbano bonaerense? ¿Podría replicarse el fenómeno Adorni en un territorio históricamente más adverso a la derecha?

Las cifras del balotaje de 2023 permiten entrever algunas tendencias. En la primera y tercera sección electoral, bastiones peronistas, LLA creció significativamente entre la primera vuelta y el balotaje, gracias a la alianza con Patricia Bullrich. En distritos como Tigre, Morón, San Miguel o Tres de Febrero, la fórmula Milei-Villarruel estuvo muy cerca de quedarse con la elección, y en algunos casos incluso ganó.

Los datos reflejan que, aunque Unión por la Patria (UxP) mejoró su performance entre la general y el balotaje, los libertarios también lograron crecer entre 12 y 23 puntos, consolidando su presencia incluso en territorios dominados por el PJ.

El PJ, entre el reordenamiento y las internas
Mientras tanto, el peronismo bonaerense también atraviesa un proceso de reconfiguración. Cristina Fernández de Kirchner prepara su candidatura a diputada por la tercera sección electoral, mientras Sergio Massa se perfila como candidato a senador por la primera. Pero ni estas definiciones alcanzan para ocultar las fracturas internas: Kicillof y La Cámpora libran una batalla por el control del espacio, con múltiples frentes abiertos.

En Hurlingham, la disputa entre Damián Selci y Juan Zabaleta se volvió pública. En Morón, Lucas Ghi tomó distancia de Martín Sabbatella. En Esteban Echeverría, Fernando Gray denunció que La Cámpora se adueñó del PJ y pidió internas. Las tensiones se agravan en la previa al tratamiento legislativo del proyecto para restituir la reelección indefinida de intendentes, una medida que podría definir el futuro de numerosos mandatarios locales.

Un espejo para el conurbano
La elección en Capital podría (o no) funcionar como un anticipo: el PRO municipalizó su campaña, perdió su bastión y abrió la puerta a la avanzada libertaria. Mauricio Macri, ya con el resultado puesto, reconoció que fue un error. En Buenos Aires, el PRO enfrenta el dilema de reeditar esa estrategia o alinearse con Milei, como ya propusieron algunos de sus intendentes.

En este contexto, la pregunta que sobrevuela la escena es si Milei podrá repetir su victoria porteña en la Provincia. La respuesta dependerá no solo de la capacidad de LLA para ordenar su estructura y consolidar su presencia territorial, sino también del rumbo que tomen las distintas alas del PJ y del PRO. Por ahora, las piezas se siguen moviendo y el final, totalmente abierto.