
El proyecto de construcción de una planta de licuefacción de gas natural (GNL) que inicialmente estaba planteado establecerse en Bahía Blanca fue oficialmente descartado por YPF, marcando el final de una iniciativa estratégica que prometía transformar el perfil energético y exportador de la Argentina. Con ello, el país deja escapar una inversión de 30 mil millones de dólares, impulsada junto a la petrolera malaya Petronas, en un claro caso donde la lógica económica y técnica quedó subordinada a una disputa política.
La confirmación vino del propio CEO de YPF, Horacio Marín, quien indicó que no habrá planta onshore ni en Bahía Blanca ni en su destino alternativo, Punta Colorada, Río Negro. La decisión llega tras una seguidilla de desaciertos que comenzaron con el intento de traslado del proyecto, interpretado en su momento como una represalia del presidente Javier Milei contra el gobernador bonaerense Axel Kicillof a partir de su antagonismo político.
Una pelea personal con costos nacionales
“Y el tiempo dijo”, escribió este jueves el intendente de Bahía Blanca, Federico Susbielles, al citar su advertencia de julio pasado sobre las consecuencias de mudar el proyecto cuando lanzaba: “El tiempo dirá si es un daño sólo para los bahienses o es un daño para todos los argentinos". No se equivocaba: con la decisión de Marín, se confirmó que lo que se intentó disfrazar de estrategia técnica era, en realidad, un pase de factura político. “El presidente se levantó y dijo que el proyecto iba a Punta Colorada porque el gobernador era comunista”, resumió sin rodeos Pablo González, expresidente de YPF, en declaraciones radiales.
El resultado es devastador: Argentina pierde no solo una fuente de exportaciones millonarias, sino también la oportunidad de liderar la transformación energética regional. “Una vez más, vamos a vender el trigo para que otro haga el pan que podríamos hacer nosotros”, denunció Pablo Van Den Heuvel, secretario general del sindicato del gas en Bahía Blanca, al referirse a la decisión de licuar el gas en barcos extranjeros en lugar de industrializarlo en el país.
El derrotero de la caída
El proyecto comenzó a gestarse en 2014, cuando Axel Kicillof formaba parte del directorio de YPF. A lo largo de una década, se fue consolidando una alianza con Petronas, con estudios técnicos, impacto ambiental aprobado, terreno reservado, y hasta la ingeniería básica lista para iniciar el movimiento de suelos.
Pero con la llegada de Milei a la presidencia, todo cambió. El viraje incluyó el reemplazo del directorio de YPF, la promoción del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) como condicionante, y finalmente, el traslado forzado del proyecto a Río Negro. Esa provincia incluso adhirió al RIGI como gesto de buena voluntad, pero ni así logró retener la inversión: Petronas se retiró en silencio en diciembre de 2024, y el proyecto fue finalmente sepultado.
La pérdida de credibilidad ante los inversores
La caída del proyecto no fue un hecho aislado. Coincidió con una serie de desinversiones de jugadores clave del mercado energético. Exxon vendió sus activos a Pluspetrol, y Petronas, además de retirarse del GNL, se deshizo de su participación en Vaca Muerta, vendiéndola a Vista Energy, del ex CEO de YPF, Miguel Galuccio.
Lo que se perfilaba como una década dorada para el desarrollo del gas natural argentino terminó convertida en una oportunidad perdida por la inestabilidad regulatoria, los volantazos de gestión y, sobre todo, por una visión del poder que antepone las vendettas personales al interés colectivo.
¿Qué queda?
En lugar de un polo de desarrollo industrial con generación de empleo, tecnología y divisas, Argentina deberá conformarse con operaciones offshore que externalizan el valor agregado. YPF licuará el gas en buques extranjeros, con tripulaciones extranjeras, perdiendo soberanía productiva y empleo local. Se posterga, además, la ambición de convertir al país en un actor central del mercado mundial de GNL.
Al respecto se refirió el ex presidente de YPF, Pablo González, cuestionó con dureza al gobierno nacional por la cancelación de un proyecto que, en su momento, había sido pensado para desarrollarse en Bahía Blanca y que apuntaba a dar valor agregado al gas de Vaca Muerta.
En diálogo con La Brújula 24, González sostuvo que durante tres años, equipos técnicos de YPF y la empresa malaya Petronas trabajaron de forma conjunta en el diseño del plan, que contemplaba una planta en tierra ubicada en Bahía Blanca. El objetivo: industrializar el gas y transformarlo en líquido para exportación.
“Era un proyecto que buscaba darle valor agregado e industrializar el gas de Vaca Muerta. Durante tres años, los equipos de YPF y Petronas estuvieron trabajando. Argentina tiene reservas por 180 años. Bahía Blanca reunía todas las condiciones para llevarlo adelante de la manera más eficiente”, afirmó González en la entrevista con el periodista Germán Sasso.
Según relató, el viraje hacia Punta Colorada obedeció a una decisión “política” del presidente Javier Milei: “El presidente se levantó y dijo que el proyecto iba a Punta Colorada porque el gobernador era comunista. Así, el proyecto entró en un impasse”. Para González, esa intervención fue arbitraria y sin fundamentos técnicos ni institucionales: “Eso es resorte del directorio y la asamblea de accionistas, que no fue consultada”.
González también detalló que Petronas decidió bajarse del proyecto debido a la falta de previsibilidad jurídica y la ruptura del marco regulatorio vigente: “Petronas aprobaba la inversión con el marco regulatorio ya existente. Cambiaron las reglas de juego con la llegada de Milei, y la empresa se retiró por la falta de seriedad”.
Respecto al Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), aseguró que “no era necesario” para el proyecto y recordó que en 2023 ya se había dado media sanción a una normativa que habilitaba la monetización del gas: “Quienes votaron afirmativamente fueron los diputados de Unión por la Patria, el resto se abstuvo”.
En esa línea, defendió la visión industrial del proyecto y criticó la orientación actual del gobierno: “Creemos que YPF debe participar en la industria nacional, donde se explote un recurso no renovable de los argentinos. No tiene que pagar el gas al mismo precio que un país sin recursos. Por eso la nafta aumentó más de 300% en un año y medio”.
También hizo mención a la participación de Techint en Punta Colorada: “Tengo entendido que las tierras las había adquirido Tecpetrol, del grupo Techint, donde Horacio Marín –actual presidente de YPF– era número dos. Se ve que no era tan mala la idea, entonces”.
Finalmente, González destacó el rol que jugó la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en el desarrollo de Vaca Muerta y cuestionó el intento del gobierno de borrar esa historia: “La balanza comercial positiva es gracias al Gasoducto Néstor Kirchner, al cual le cambiaron el nombre de manera antojadiza. El presidente es un profeta de la honestidad y armó una criptoestafa millonaria”.