lunes 15 de septiembre de 2025
- Edición Nº2476

Salud y Estética

Por Lic. Juan Martín Fontana Biólogo

"El peligro del ibuprofeno"

¿Y si curarte no significa sentirte mejor de inmediato? Una mirada biológica a los riesgos de tapar síntomas sin necesidad.



“Tomate un ibuprofeno y listo.”
“Tomá un antibiótico por las dudas, así no se te hace bronquitis.”Lo escuchamos seguido. Y como lo dice un médico, o alguien con experiencia, confiamos. Porque el dolor molesta, la fiebre incomoda y la idea de “evitar que empeore” suena lógica.

Pero, ¿y si esa lógica es equivocada? ¿Y si ese malestar que sentimos es, justamente, lo que nos está sanando?

La fiebre, la fatiga, la falta de apetito y hasta el cuerpo cortado son parte de un proceso biológico complejo y brillante: el sistema inmune activado. La fiebre no es un error, es una estrategia: sube la temperatura para frenar virus y activar células de defensa. Sentirnos débiles, a veces, es señal de que estamos ocupados en curarnos.

El ibuprofeno, como todo antiinflamatorio, bloquea esa respuesta. Nos hace sentir mejor, sí. Pero lo hace interrumpiendo procesos clave. Baja la fiebre, el dolor, la inflamación… y también la eficacia de la inmunidad. A veces, solo para volver a sentirnos mal unas horas después.

Lo que muchos no saben es que el ibuprofeno actúa bloqueando la síntesis de prostaglandinas, unas moléculas clave que no solo provocan fiebre y dolor, sino que también activan la respuesta inmune, regulan la inflamación y ayudan a reparar tejidos. Al inhibirlas, no solo se apagan los síntomas: se interrumpe el proceso de defensa natural del cuerpo. Y con los antibióticos ocurre algo similar desde otra lógica: se recetan incluso cuando el cuadro es viral, a pesar de que los antibióticos no tienen ningún efecto sobre los virus. Su uso innecesario solo destruye bacterias buenas, debilita la microbiota y deja al organismo más expuesto a complicaciones.

Y ahí está el problema: lo que parecía una solución, se convierte en un ciclo. Tomás algo “por las dudas”, pero terminás enfermándote más seguido. Y necesitás más remedios, más intervenciones, más control.

¿El resultado? Un cuerpo cada vez más confundido y menos autónomo.

El problema no es el ibuprofeno, ni los antibióticos en sí. El problema es usarlos cuando no se los necesita. Apagar todos los síntomas, por reflejo, por miedo, por costumbre. En vez de acompañar, escuchar y respetar lo que el cuerpo está haciendo.

No se trata de sufrir ni de “aguantar por aguantar”. Se trata de actuar con conciencia. Usar la ciencia para entender, no solo para tapar.

Y sí, incluso si lo dice un médico, también se puede cuestionar. Porque la medicina cambia, evoluciona, y a veces carga con inercias que nos alejan de lo más simple: confiar en la capacidad natural del cuerpo para sanar.

Si estás transitando un cuadro viral y tu cuerpo está respondiendo bien, no lo interrumpas. Descansá, hidratate, comé liviano si tenés hambre. Y dejá que tu sistema inmune haga su trabajo.

La salud no se construye tapando síntomas. Se construye entendiendo cómo funciona tu cuerpo, y eligiendo acompañarlo en lugar de pelear contra él.

Millones de años de evolución para diseñar un sistema de defensa brillante… interrumpido por una pastilla.
No subestimes a tu cuerpo. Aprendé a escucharlo.

Lic. Juan Martín Fontana
Biólogo – Biología Funcional
@lic.fontana
 

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