
El Poder Ejecutivo busca acabar con los "paros salvajes" que perjudican a los pasajeros y complican la reprogramación de vuelos, a la vez que la privatización está destinada a moderar las protestas sindicales y a limitar las demandas salariales.
Los sindicatos del sector aéreo han manifestado una fuerte oposición a la privatización, recibiendo apoyo de la oposición y algunos bloques minoritarios en el Congreso. A pesar de ello, el oficialismo parece contar con suficientes votos gracias al apoyo de varias fuerzas políticas, incluyendo La Libertad Avanza y sus aliados del PRO, la UCR, y otros.
El objetivo a largo plazo del Gobierno es vender los activos de Aerolíneas Argentinas a operadores privados, en un proceso que podría tomar varios meses. Se espera que se discuta un proyecto del presidente Javier Milei o uno alternativo propuesto por el diputado Hernán Lombardi, que reduce los requisitos de control en la privatización.
El secretario de Transporte, Franco Mogetta, defenderá en el plenario la idea de promover cielos abiertos y una mayor competencia en el sector, argumentando que la desregulación del transporte aéreo beneficiará a los pasajeros al permitir tarifas más accesibles.
Mogetta también enfatizó que su objetivo no es atacar a Aerolíneas Argentinas, sino que esta compita en igualdad de condiciones con otras aerolíneas, señalando los subsidios estatales recibidos por la empresa.