
La expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, desembarcó de sorpresa en La Matanza acompañada por un cura local conocido como el padre “Tano”. Allí hizo cuatro paradas: fue a un natatorio, luego se subió a una camioneta del sacerdote y recorrió los barrios Puerta de Hierro, San Petersburgo, 17 de Marzo y 17 bis, y destacó la urbanización que viene llevando adelante la provincia de Buenos Aires. Luego se dirigió a la parroquia San José y visitó un centro de jubilados, donde aseguró: “Siempre voy a estar con ustedes”.
Además, le hizo un pedido a los adultos mayores allí presentes: “Sigan trabajando y organizándose porque es fundamental que el pueblo , que la sociedad, se organice en torno a la iglesia, en torno al club, en torno a la cooperativa de la escuela, en torno a que no nos ignoremos los unos con los otros”.
Por último, la ex mandataria resaltó: “Entendamos que la única fuerza que tenemos está en lo colectivo, en lo individual no se va a salvar absolutamente nadie, y que Dios, estoy absolutamente convencida, Dios finalmente va a terminar ayudando al pueblo argentino”.
Vale mencionar que no informó en sus redes sociales sobre la actividad, como suele hacer en la mayoría de las oportunidades que se mueve del Instituto Patria. Por eso su aparición en suelo matancero fue sorpresiva, incluso para los vecinos que se acercaron a saludarla cuando la vieron junto al sacerdote que forma parte del grupo de curas villeros.
Además, durante la visita que duró más de dos horas , la ex vicepresidenta resaltó la tarea del padre Tano en la parroquia y escuchó de los vecinos un pedido uniforme: “Volvé Cristina”.