
Tras la polémica que desató la resolución de YPF, con incidencia de Javier Milei, de instalar la planta de GNL en Río Negro y no en Bahía Blanca, un nuevo escánalo envuelve a la empresa estatal debido a la preocupación por un santuario de ballenas franca austral que existe cerca de donde se instalará dicha planta.
De esta manera, el proyecto desatará un altísimo impacto ambiental ya que se radicará en el Golfo San Matías, un área sensible para la especie protegida. Esto no sería un problema si se instalara en el territorio bonaerense, ya que cuenta con un desarrollo de infraestructura previo y operativo.
Ahora, Río Negro deberá desarrollar la infraestructura desde cero, con el altísimo impacto ambiental que conllevará no sólo la construcción del oleoducto, la planta y el puerto, sino también el dragado del Mar Argentino en el estuario del Golfo San Matías.
Es preciso destacar que la propia legislación rionegrina prohibía "la instalación de oleoductos, gasoductos u otros ductos para el transporte de hidrocarburos y sus derivados y la construcción de terminales para la carga y descarga de buques", y la modificó oportunamente ante la posibilidad del desarrollo del proyecto.
YPF por su parte justificó que "la zona de Sierra Grande aparece como la mejor opción” debido a “las bajas interferencias con otras actividades sociales y económicas". Además, aseguran que el territorio elegido ofreció las condiciones regulatorias y fiscales necesarias para el desarrollo del proyecto.
Asimismo, la reforma de la Ley 3308 fue judicializada por la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, que se encuentra bajo la órbita de la Corte Suprema de Justicia, podría trabar el proyecto, ya que si la Justicia falla a favor de los ambientalistas, podría demorarse o incluso caerse.