
La urgente necesidad de aprovechar la oportunidad que el mundo nos ofrece en cuanto al uso de combustible de origen fósil exige asegurar su inversión en un ámbito apropiado y probado por sus condiciones de infraestructura y operatividad, entorno socioambiental, experiencia y antecedentes de nivel internacional en la materia.
Bahía Blanca, por sobre la opción de Río Negro, reúne todos los requisitos para el rápido avance de este imprescindible proceso de inversión y Argentina tiene la posibilidad de llevar la exportación de Gas Natural Licuado (GNL) a niveles altísimos ante la aparición del yacimiento de Vaca Muerta.
YPF y Petronas, una de las empresas más importantes a nivel global en ese rubro, lanzaron las primeras ingenierías de un megaproyecto gasífero de una inversión que pondría al país en posición de exportar 20.000 millones de dólares anuales.
El acuerdo se firmó hace poco menos de dos años e impulsa instalar una planta de GNL en algún puerto estratégico del Atlántico con el objetivo de exportar ese combustible vía marítima y a través de los gasoductos conectados con países limítrofes.
La construcción de la planta demandará una inversión estimada en 10.000 millones de dólares solo en la primera etapa, que representa un beneficio para el país y puede sostener su crecimiento a lo largo del tiempo.
De acuerdo a los estudios técnicos que se están llevando a cabo, la capacidad total de producción, si todo sale bien, llegaría a los 25 millones de toneladas de gas por año, lo que le permitiría al país dar el salto exportador que necesita, generar divisas, dejar de importar combustible y también potenciar el desarrollo de Vaca Muerta. Para lograr este objetivo, se requiere del apoyo de todos los sectores involucrados.
Actualmente, Argentina importa aproximadamente unos 30 barcos de GNL de manera anual para cubrir la demanda interna. Una vez en funcionamiento, la planta de gas licuado estaría en condiciones de exportar 460 barcos a mercados como el europeo o el asiático.
Ahora bien, un proyecto de tal envergadura requiere de un entorno adecuado que brinde las mejores condiciones. En el último tiempo se barajó la posibilidad de que la planta se instale en la zona de Punta Colorada, en la costa atlántica rionegrina, cuando la idea original siempre fue emplazarla en el puerto de Bahía Blanca, por eso, para la decisión final de dónde estará emplazado el mega proyecto es fundamental observar las ventajas operativas que tendrán ambas opciones y, en este caso, por las características de la ciudad, Bahía Blanca es el lugar más adecuado para instalar la planta, principalmente en términos ambientales.
Bahía Blanca, es una ciudad con una gran trayectoria en el rubro gasífero, cuenta con mano de obra calificada y disponible con alojamiento y vivienda, lo que no sería un dato menor a la hora de pensar en la instalación del proyecto y la operatividad del mismo.
Río Negro no tiene trabajadores especializados ni viviendas disponibles, por lo tanto, dentro de la obra debería incluirse la construcción de lugares de pernocte.
A diferencia de Punta Colorada, que no tiene desarrollo fabril, Bahía Blanca ya cuenta con áreas industriales con usos de suelo compatibles con la actividad portuaria y al contar con áreas protegidas en un modelo industrial y portuario ya existente, el impacto ambiental es menor que en Río Negro.
En relación a la accesibilidad, se puede llegar a la ciudad bonaerense por cuatro rutas nacionales y tres provinciales, mientras que a Punta Colorada solo se accede por la ruta 3, ya que se encuentra alejada de centros urbanos. Desde el punto de vista náutico, la accesibilidad también es mejor en Bahía Blanca dado que cuenta con un canal con mantenimiento, a diferencia de la ciudad patagónica cuyo muelle se encuentra a 1.400 metros de la costa.
Otro de los factores son las condiciones climáticas, ya que la operatividad de Bahía Blanca es mayor si se tiene en cuenta que Punta Colorada, por sus condiciones climáticas tiene un 40% de inoperatividad durante el año.
Por último, la ciudad de Río Negro requiere obras de abrigo para contar con una estructura marítima que proteja frente a la acción del oleaje. Bahía Blanca, en cambio, ya posee un abrigo natural.
Los beneficios de Bahía Blanca sobre Río Negro son claramente más positivos y un emprendimiento de esta envergadura debería ser aprovechado al máximo teniendo en cuenta que podría poner al país en una posición clave en materia de gas para el mundo.