
La tierra tiembla. El comienzo de Echo (desde este martes estará disponible por Star+ y Disney+) deja en claro que el sacudón proviene de las raíces de nuestro mundo. Algo extraño para lo que suelen ser los contenidos superheroicos de Marvel generosos de postales fantásticas, extraterrenales y habilidades imposibles. Esta vez la sangre, el barro seco y la muerte vienen de las entrañas. En definitiva, el universo cinematográfico más exitoso del siglo XXI tiene su puntapié en este 2024 con una producción de cinco episodios, hábilmente promocionada como orientada para adultos.
Estrictamente se trata una entrega derivada de Hawkeye, aunque se siente más afín al hándicap estoico y brutal que impusiera Daredevil (considerada por unanimidad como la mejor serie de la factoría de Stan Lee). Y sí, no solo reaparece Wilson Fisk/Kingpin como antagonista, sino el mismísimo diablo rojo de Hell’s Kitchen. Y, claro está, la historia de la mujer a la que la serie le debe su nombre.
La última bisagra en la vida de Echo (Alaqua Cox) fue dispararle al supervillano más corpulento e irascible de Nueva York (Vincent D'Onofrio). ¿El motivo? Haber descubierto que éste, su tío putativo y responsable de su enseñanza en el sicariato, era el responsable del asesinato de su padre. No se sabe si el dueño del emporio criminal de la Gran Manzana está vivo o muerto, lo seguro es que sus secuaces andan tras los pasos de la protagonista.
Así es como se cuenta el pasado de esa niña sorda amputada de una pierna en su infancia, su desarrollo como hitgirl y el reencuentro con su pueblo nativo en Oklahoma. La trama, entonces, desarrolla el viaje íntimo de esta chica ruda con varias cicatrices y traumas por sanar. “El objetivo era que se sintiera real y áspero, que te agarrara de ahí.