
La historia también está escrita por puños femeninos, aunque sean pocas las veces en que las mujeres son reconocidas. Un nuevo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, trae a la actualidad los nombres de estas heroínas (muchas veces anónimas) que con sus acciones abrieron el camino para tantas otras.
María Eva Duarte de Perón, la mujer que marcó un antes y un después en la historia política y social de la Argentina.
“Evita”, formó parte central de la construcción del peronismo y desde un inicio forjó una relación sólida con el movimiento obrero organizado y con los sectores más postergados desde la Fundación Eva Perón. Sin embargo, en su vida tuvo una misión más: ser la fundadora y la articuladora del espacio de las mujeres en el movimiento.
Su militancia junto a Juan Domingo Perón fue gradual. Antes de ser Primera Dama lo acompañó en la campaña. Con las elecciones ganadas su rol comenzó a crecer. Su pasión, y una capacidad expresiva muy particular, le permitió establecer lazos con todos los sectores postergados que intentaban establecer vínculos con el gobierno. Era incansable.
Ya como un gobierno consolidado, el movimiento peronista buscó ampliar su representación política. Conviviendo con la estructura del Partido Justicialista surgieron los centros cívicos femeninos. Estos núcleos, en principio, fueron los que reunieron la ayuda que se recibía desde la fundación. Eran casas o clubes manejados por mujeres que lo administraban en cada lugar. Evita misma trabajó en construcción de la rama femenina, una tarea que le llevó meses porque cada lugar del país tuvo su representación y ella coordinó hasta los mínimos detalles.
Posteriormente los centros de base fueron lugares de aprendizaje de artes y oficios, educación auxiliar, enfermería y otros tipos de ayuda. Eva les mandaba cartas de agradecimiento y estaba presente desde Buenos Aires a través de una representante elegida personalmente por ella. Esta red organizada territorialmente en todo el país iría madurando hacia una organización política mayor: el Partido Peronista Femenino.
La dirigente se puso al hombro la campaña por el voto femenino en 1947 e intento sumar a las sufragistas y feministas infructuosamente. La ley 13.010 finalmente se promulgó el 23 de septiembre de 1947. Este avance de derechos para las mujeres le significó a Eva trascender el plano de la ayuda social para jugar directamente en la política.
Luego de un tiempo largo de batallar contra un cáncer de útero, el 26 de julio de 1952 murió. En ese mismo momento nació el mito que hasta hoy vive en la cultura, la sociedad y la política.
Nacida el 23 de agosto de 1943 en Río Negro, se destacó por rescatar y difundir la música folclórica mapuche. Olga Elisa Painé, como la llamaron sus padres, eligió como nombre artístico Aimé, que en lengua mapuche significa “atardecer rojizo”.
A sus 29 años ingresó al Coro Polifónico Nacional y descubrió que no tenían en su repertorio ninguna canción indígena. Es por eso que viajó a las comunidades para conocer coplas transmitidas de generación en generación para luego poder reinterpretarlas, manteniendo los instrumentos tradicionales de su cultura: el trompe, el kultrum y las cascahuillas.
Para la época, esta valiente decisión fue una revolución cultural. La joven se volvió muy reconocida, sin embargo, su fama no le hizo perder sus valores: Aimé Painé fue la primer mujer mapuche en salir de gira cantando en su lengua natal y usando las vestimentas propias de su cultura.
Fue la primera mujer en América Latina en crear un diario -que se publicó desde el 12 de noviembre de 1830 hasta el 14 de enero de 1831- durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas. Sin embargo, su periódico tenía una particularidad: abordaba las problemáticas de la comunidad femenina.
“La Aljaba” era su nombre haciendo referencia al estuche en el que las guerreras guardaban sus flechas. Tenía un lema marcado a fuego: “Nos libraremos de la injusticia de los demás hombres, solamente cuando no existamos entre ellos”.
Impreso en cuatro hojas, el diario se publicaba los días martes y jueves a sus seguidores, que aportaban el dinero necesario para que este proyecto pueda mantenerse. Petrona llamaba a sus lectoras “porción hermosa de la sociedad” y creía que “para que el hogar sea un pilar de virtud y patriotismo, es fundamental que la mujer se eduque, no solo en lo doméstico, sino en todo lo relativo a la vida pública y a los avances de la ciencia y las humanidades”.
Nacida en Buenos Aires en 1766 y a sus 44 años fue parte de la expedición al Alto Perú al mando de Ortiz de Ocampo, en la llamada “Guerra de la Independencia”.
Si bien la historia las olvida, muchas mujeres formaban parte del ejército, colaborando en diversas tareas que eran fundamentales para su mantenimiento. María Remedios se alistó informalmente en el ejército y no solo participó atendiendo a los enfermos y heridos, sino que fue parte del combate en batallas como las de Huaqui, Vilcapugio, Tucumán, Salta y Ayohúma.
Por su compromiso, disciplina y lealtad, el General Belgrano la nombró Capitana. En 1813 fue tomada prisionera por los españoles quienes la torturaron y sometieron bajo azotes públicos durante nueve días. Su sangre y ascendencia está cargada de historias de resistencia: sus captores le dejaron cicatrices para el resto de su vida, pero no le sacaron la valentía. Nuestra heroína escapó de sus garras y logró volver a los campos de batalla.
Como muchas otras, María Remedios murió en 1847 siendo una heroína anónima, sin haber recibido en vida el reconocimiento que merecía. Sin embargo, doscientos años después se aprobó en su memoria, la Ley Nro. 26.852, que conmemora el Día Nacional de los/as afroargentinos/as y de la cultura afro.
Nacida en Buenos Aires el 22 de noviembre de 1859, fue la primera mujer en graduarse de la Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. Hoy el movimiento feminista en Argentina la reconoce como una referente por haber enfrentado los prejuicios y el machismo de su época.
Pionera en el campo de la obstetricia, la kinesiología y la difusión masiva de primeros auxilios. En 1886 fundó la Escuela de Enfermeras, luego la Asociación Médica Argentina, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras. Además fue vocal de la Comisión de Sordomudos y secretaria del Patronato de la Infancia.
En 1899 fue elegida vicepresidente del “Congreso Internacional de Mujeres” que se celebró en Londres, lo que la llevó a fundar el Consejo Nacional de Mujeres en 1900. Diez años más tarde presidió el “Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina”, convocado por la Asociación de Mujeres Universitarias, fue la situación de las mujeres en la educación, la legislación, el abandono de los hijos, y la necesidad del sufragio femenino. Fundó también el Liceo Nacional de Señoritas; presidió el Primer Congreso de la Sociedad de Universitarias Argentinas y formó parte del grupo fundador de la Sociedad Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social. Cecilia Grierson luchó sin cesar por el reconocimiento de los derechos de la mujer. Escribió numerosos libros y otras publicaciones sobre medicina, educación y temáticas diversas.